Gespräche in der Dämmerung 00189
Parte de:
B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] / IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / A. Autonomía y no autonomía de la autoconciencia; dominación y servidumbre [A.Selbständigkeit und Unselbständigkeit des Selbstbewußtseins; Herrschaft und Knechtschaft]
[Vida y autoconciencia]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[189] In dieser Erfahrung wird es dem Selbstbewußtsein, daß ihm das Leben so wesentlich als das reine Selbstbewußtsein ist. Im unmittelbaren Selbstbewußtsein ist das einfache Ich der absolute Gegenstand, welcher aber für uns oder an sich die absolute Vermittlung ist und die bestehende Selbständigkeit zum wesentlichen Momente hat. Die Auflösung jener einfachen Einheit ist das Resultat der ersten Erfahrung; es ist durch sie ein reines Selbstbewußtsein und ein Bewußtsein gesetzt, welches nicht rein für sich, sondern für ein anderes, d.h. als seiendes Bewußtsein oder Bewußtsein in der Gestalt der Dingheit ist. Beide Momente sind wesentlich; – da sie zunächst ungleich und entgegengesetzt sind und ihre Reflexion in die Einheit sich noch nicht ergeben hat, so sind sie als zwei entgegengesetzte Gestalten des Bewußtseins; die eine das selbständige, welchem das Fürsichsein, die andere das unselbständige, dem das Leben oder das Sein für ein Anderes das Wesen ist; jenes ist der Herr, dies der Knecht.
Conversaciones en Valencia
[Vida y autoconciencia]
[189]1Epígrafe: Vida y autoconciencia. En esta experiencia a la autoconciencia le resulta o le deviene [le queda patente] que a ella la vida le es tan esencial como la pura autoconciencia X37X.2Véase infra Algunas aclaraciones X37X. En la autoconciencia inmediata es el simple yo [o el yo simple] objeto absoluto que (pese a tal simplicidad o simpleza) es para nosotros o en-sí la absoluta mediación, y ese objeto absoluto tiene por momento esencial o como uno de sus momentos esenciales la bestehende Selbstständigkeit, es decir, el estar autónomamente ahí [es decir, quedar o estar ahí estribando sobre sí mismo]. Resultado de esta primera experiencia es la disolución de esa unidad simple [la disolución de la unidad del estar autónomamente ahí]; pues por medio de esa primera experiencia queda puesta una autoconciencia pura [autónoma] y también queda puesta una conciencia que no es puramente para sí, sino para otro, es decir, que queda puesta como una conciencia que ahí está [pero que no es autónoma], o [que queda puesta] como conciencia en la figura de la coseidad [o en forma de coseidad], es decir, en la figura de ser una cosa [es decir, como resultado de esta experiencia queda puesta una conciencia que ahí está y que, por tanto, al no agotarse o estribar en su ser-para-sí, no es autónoma, sino que es un estar ahí algo como una cosa]. Ambos momentos [la autonomía y el quedar ahí, la Selbstständigkeit y el Bestehen] son esenciales; pero como de entrada son desiguales y contrapuestos, y su reflexión en la unidad no es algo que aún hayamos obtenido, resulta que (por ahora) esos dos momentos son en cuanto [o cobran la forma de] dos formas o figuras contrapuestas de la conciencia; la una, la autónoma (la que está y estriba en sí misma, selbstständig), para la cual la esencia es el ser-para-sí [para la cual lo esencial es el ser-para-sí], la otra, la no autónoma (la que no tiene su asiento en sí misma), para la cual la esencia [lo esencial] es la vida o el ser-para-otro [el quedar ahí sin autonomía, sin estribar sobre sí, el Bestehen sin Selbstständigkeit]; la primera autoconciencia es el señor [Herr], y esta segunda el esclavo [Knecht] [o también: aquella primera autoconciencia es el señor y esta segunda el siervo].
Algunas aclaraciones
X37X = Una y otra vez se ha señalado que este argumento encierra una cierta trampa. Pues si nos encontrásemos siempre con dos autoconciencias dispuestas a llevar hasta el final el quedar por encima de la vida, aquí nos habríamos quedado, sin poder pasar ya adelante. No parece que valga el tratar de mostrar a una de ellas que la vida le es tan necesaria como la autoconciencia. Difícilmente se le puede mostrar eso al valiente, es decir, a quien está dispuesto a mostrar que él está por encima incluso de su propia vida. Diríase que Hegel necesita aquí a un no-valiente, lo cual no implica la necesidad lógica de que en el mundo tuviera que haberlo, por más que los no valientes abunden. Así frente a la perspectiva socialista de la liberación por el trabajo, en la que se hacía un uso muy básico de esta sección del cap. IV de la Fenomenología del espíritu de Hegel, no dejó de resultar siempre atractiva la idea anarquista de que en definitiva no podía haber tal liberación por el trabajo para quien no empezase liberándose del miedo al «amo absoluto», a la muerte, pues era el miedo a la muerte el que en definitiva sostenía a la servidumbre, idea que asimismo proviene de la presente sección. Pero entonces, supuesta esta liberación básica, la liberación por el trabajo sólo podía tener un sentido secundario respecto a ella, pero no en un sentido primario; es en lo que parece insistir el propio Hegel en el tránsito al cap. IV, B. Pero aunque, ciertamente, este pasaje pueda suscitar esta discusión, creo que tiene otros aspectos más, como ya he indicado.
Conversaciones en Madrid
[189] En esta experiencia le adviene a la autoconciencia que la vida le es tan esencial como la pura autoconciencia. En la autoconciencia inmediata, el yo simple es el objeto absoluto, el cual, sin embargo, para nosotros o en sí, es mediación absoluta y tiene como momento esencial la persistencia autónoma, por sí mismo. La disolución de aquella unidad simple es el resultado de la primera experiencia; a través de ella han sido puestas una autoconciencia pura y una conciencia que no es puramente para sí, sino para otro, es decir, que es en cuanto conciencia ente o conciencia en la figura de la cosidad. Ambos momentos son esenciales; — como primero están puestos de modo desigual y contrapuesto, y su reflexión todavía no ha resultado en la unidad, son en cuanto dos figuras contrapuestas de la conciencia; una, la autónoma, a la que la esencia le es el ser-para-sí; la otra, la no autónoma, a la que la esencia le es la vida o el ser para otro; aquélla es el señor, ésta es el siervo XX*X.3Véase infra Algunas aclaraciones XX*X.
Algunas aclaraciones
XX*X = Que la relación señor-siervo sea resultado de un duelo era un tema que Hegel ya había tratado en el Sistema de la eticidad. Probablemente, pensaba en Aristóteles (Política I, 5, 125 a), que justifica el sometimiento y la esclavización del enemigo en la guerra, doctrina que se sostuvo prácticamente hasta la Edad Moderna. En todo caso, es posible que Hegel esté pensando la relación entre señor y siervo, o entre amo y esclavo, directamente a partir de acontecimientos contemporáneos, como la rebelión de los esclavos en Haití: cf. Susan Buck-Moors, Hegel, Haiti and Universal History, Pittsburg, 2009. O en todo caso, a partir de la colonización europea de América. Cf. Remo Bodei, “An den Würzel des Verhältnisses von Herrschaft und Knechtschaft”, en Vieweg & Welsch, Hegels Phänomenolgie des Geistes, Frankfurt, 2008.
Conversations in Washington
[189] [189]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition In this experience self-consciousness learns that life is as essential to it as is pure self-consciousness. In immediate self-consciousness, the simple I is the absolute object. However, for us, or in itself, this object is absolute mediation and has stably existing self-sufficiency as its essential moment. The dissolution of that simple unity is the result of the first experience. It is through that experience that a pure self-consciousness is posited, and a consciousness is posited which is not purely for itself but for an other, which is to say, is posited as an existing consciousness, or consciousness in the shape of thinghood. Both moments are essential – because they are initially not the same and are opposed, and because their reflection into unity has not yet resulted, they are as two opposed shapes of consciousness. One is self-sufficient; for it, its essence is being-for-itself. The other is non-self-sufficient; for it, life, or being for an other, is the essence. The former is the master, the latter is the servant.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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