Gespräche in der Dämmerung 00186

Parte de:

B. Autoconciencia [B. Selbstbewußtsein] /  IV: La Verdad de la Certeza de sí mismo [IV. Die Wahrheit der Gewißheit seiner selbst] / A. Autonomía y no autonomía de la autoconciencia; dominación y servidumbre [A.Selbständigkeit und Unselbständigkeit des Selbstbewußtseins; Herrschaft und Knechtschaft]

 

[Abstracción y lucha a muerte]

Gespräche in Jena

[186] Das Selbstbewußtsein ist zunächst einfaches Fürsichsein, sichselbstgleich durch das Ausschließen alles anderen aus sich, [147] sein Wesen und absoluter Gegenstand ist ihm Ich; und es ist in dieser Unmittelbarkeit oder in diesem Sein seines Fürsichseins Einzelnes. Was Anderes für es ist, ist als unwesentlicher, mit dem Charakter des Negativen bezeichneter Gegenstand. Aber das Andere ist auch ein Selbstbewußtsein; es tritt ein Individuum einem Individuum gegenüber auf. So unmittelbar auftretend, sind sie füreinander in der Weise gemeiner Gegenstände; selbständige Gestalten, in das Sein des Lebens – denn als Leben hat sich hier der seiende Gegenstand bestimmt – versenkte Bewußtsein[e], welche füreinander die Bewegung der absoluten Abstraktion, alles unmittelbare Sein zu vertilgen und nur das rein negative Sein des sichselbstgleichen Bewußtseins zu sein, noch nicht vollbracht oder sich einander noch nicht als reines Fürsichsein, d.h. als Selbstbewußtsein[e] dargestellt haben. Jedes ist wohl seiner selbst gewiß, aber nicht des anderen, und darum hat seine eigene Gewißheit von sich noch keine Wahrheit; denn seine Wahrheit wäre nur, daß sein eigenes Fürsichsein sich ihm als selbständiger Gegenstand oder, was dasselbe ist, der Gegenstand sich als diese reine Gewißheit seiner selbst dargestellt hätte. Dies aber ist nach dem Begriffe des Anerkennens nicht möglich, als daß wie der andere für ihn, so er für den anderen, jeder an sich selbst durch sein eigenes Tun und wieder durch das Tun des anderen diese reine Abstraktion des Fürsichseins vollbringt.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Valencia

[Abstracción y lucha a muerte]

[186]1Epígrafe: Abstracción y lucha a muerte. La autoconciencia es por de pronto [o lo que en este movimiento la autoconciencia empieza siendo es] ser-para-sí simple, igual a sí misma mediante el excluir de ella a todo otro [es decir, por vía de que de ella queda excluida todo otro]; su esencia y objeto absoluto le es yo [es decir, su esencia y su objeto absoluto es para ella yo]; y la autoconciencia en esta inmediatez, o en este ser [Seyn] de su ser-para-sí es individuo [Einzelnes, un singular]. Lo que el otro [o lo otro] [la otra autoconciencia] es para ella, es objeto inesencial, marcado con el carácter de lo negativo. Pero el otro [o lo otro] X32X2Véase infra Algunas aclaraciones X32X. es también aquí una autoconciencia; por tanto, he aquí a un individuo que se enfrenta a otro individuo [o helo ahí ante otro individuo]. Y en tal presentarse inmediatamente, es decir, en tal aparecer en escena [la una para la otra] en términos inmediatos, las autoconciencias son la una para la otra en la forma de objetos corrientes, es decir, de objetos comunes; formas o figuras autónomas, conciencias sumidas en el ser de la vida [es decir, en ese su ser ellas vidas que ahí están] —pues es como vida como viene determinado aquí el objeto que está ahí, el objeto existente—, las cuales conciencias todavía no han efectuado la una para la otra y la otra para la una el movimiento de la absoluta abstracción que consiste en destruir [en aniquilar] todo ser inmediato y en ser sólo el ser puramente negativo de la conciencia igual a sí misma, o lo que es lo mismo: que todavía no se han presentado mutuamente [es decir, la una para la otra y la otra para la una] como puro ser-para-sí, es decir, como autoconciencias. Cada una está, ciertamente, segura de sí, pero no de la otra y, por tanto, la certeza propia que tienen de sí no tiene aún verdad alguna; pues su verdad sería sólo que [es decir, su verdad habría de consistir sólo en que] su propio ser-para-sí se le presentase a ella como objeto autónomo X33X,3Esta idea es, pues, básica en el cap. IV, A, y está presente desde el principio. o lo que es lo mismo: que el objeto se hubiese presentado él mismo como esta pura certeza [que la autoconciencia tiene] de sí misma. Pero eso, conforme al concepto de reconocimiento, no es posible, a no ser que, al igual que el otro para él [el autor pasa a hablar aquí de «objetos»], así también él para el otro [es decir, al igual que el segundo objeto para el primero, así también el primer objeto para el segundo], cada uno en sí mismo o sobre sí mismo o mediante su propio hacer, y ello de nuevo por mediación del hacer del otro, efectúe esta pura abstracción del ser-para-sí [es decir, esta pura abstracción en que el ser-para-sí consiste].

Algunas aclaraciones

X32X

Los términos Bewussteyn y Selbstbewusstseyn son en alemán neutros. Por tanto, cuando Hegel dice: la otra, la otra autoconciencia, la expresión que emplea es das Andere. Pero esta expresión puede significar también lo otro. Y creo que a veces el autor juega también con esa ambigüedad. Pero a veces también en lugar de decir das Andere, en el sentido de la otra autoconciencia, el autor habla de den Anderen (masculino), «al otro». Y en ocasiones ese otro (masculino) significa una autoconciencia en cuanto objeto para la otra, pues objeto, Gegenstand es masculino en alemán. Resulta, por tanto, que en el presente capítulo das Andere (neutro), que es la expresión más empleada por el autor, puede traducirse por la otra, el otro, o lo otro. Es decir, das Andere puede significar lo otro o la otra autoconciencia o el otro individuo, y der Anderer puede significar el otro, o la otra autoconciencia en cuanto objeto de la primera.

X33X

Esta idea es, pues, básica en el cap. IV, A, y está presente desde el principio.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Madrid

[186] De primeras, la autoconciencia es simple ser-para-sí, igual a sí misma por excluir a todo lo otro fuera de sí; a sus ojos, su esencia y objeto absoluto es yo; y en esta inmediatez, o en este ser de su ser-para-sí, es singular. Lo que otro sea para ella, lo es como objeto inesencial, marcado con el carácter de lo negativo. Pero el otro es también una autoconciencia. Un individuo entra en escena frente a otro individuo. Entrando así, inmediatamente, en escena, son uno para otro en el modo de objetos comunes; figuras autónomas. conciencias sumergidas en el ser de la vida —pues como vida se ha determinado aquí el objeto que es—, conciencias que no han completado todavía, una para otra, el movimiento de la absoluta abstracción, que consiste en aniquilar todo ser inmediato y ser sólo el ser puramente negativo de la conciencia igual a sí misma, o bien, que aún no se han expuesto una a otra como puro ser-para-sí, es decir, no se han expuesto como autoconciencias. Desde luego, cada una está cierta de sí misma, pero no de la otra, y por eso su propia certeza de sí no tiene todavía ninguna verdad; pues su verdad sería tan sólo que su propio ser-para-sí se le hubiera presentado como objeto autónomo, o bien, lo que es lo mismo, que el objeto se hubiera presentado como esta pura certeza de sí mismo. Sin embargo, de acuerdo con el concepto de reconocer, esto no es posible más que si cada una, la otra para ella, igual que ella para la otra, por su propia actividad y, de nuevo, por la actividad de la otra, lleva a cabo en sí misma esta abstracción pura de ser para sí.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversations in Washington

[186] [186]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition Self-consciousness is at first simple being-for-itself, and it is self-equal through the exclusion from itself of all that is other, to itself, its essence and absolute object is the I, and within this immediacy, or within this being of its being-for-itself, it is a singular being.5Einzelnes. This could be rendered more simply, but perhaps misleadingly, as “an individual.” Hegel does speak of Individualität and Individuum in other places. What is other for it, is, as an inessential object, designated by the character of the negative. However, the other is also a self-consciousness, and thus what comes on the scene here is an individual6Individuum confronting an individual. In the way that they immediately make their appearance, they are for each other in the way ordinary objects do. They are self-sufficient shapes absorbed within the being of life – for the existing object has here been determined to be life – which for each other have not yet achieved the movement of absolute abstraction, they have not yet achieved the destruction of all immediate being and of being themselves only the purely negative being of self-equal consciousness, or they have not yet presented themselves to each other as pure being-for-itself, which is to say, as self-consciousness. Each is, to be sure, certain of itself but not of the other, and for that reason its own certainty of itself is still without truth, for its truth would be only if its own being-for-itself were, to itself, to have exhibited itself as a self-sufficient object, or, what is the same thing, that the object would have turned out to be this pure certainty of itself. However, according to the concept of recognition, this is not possible without the other being for it in the way it is for the other, without each in itself achieving this pure abstraction of being-for-itself, without each achieving this through its own activity and again through the activity of the other.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

EN CONSTRVCCION

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Sidebar



error: Content is protected !!