Gespräche in der Dämmerung 00146
Parte de:
A. Conciencia [A. Bewußtsein] / III: La Fuerza y el Entendimiento, el Fenómeno y el Mundo suprasensible [III. Kraft und Verstand, Erscheinung und übersinnliche Welt]
[Interior, fenómeno y nuomeno; fenómeno y entendimiento; el más allá y el vacío; lo suprasensible]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[146] Noch ist das Innere reines Jenseits für das Bewußtsein, denn es findet sich selbst in ihm noch nicht; es ist leer, denn es ist nur das Nichts der Erscheinung und positiv das einfache Allgemeine. Diese Weise des Innern, zu sein, stimmt unmittelbar denjenigen bei, welche sagen, daß das Innere der Dinge nicht zu erkennen sei; aber der Grund würde anders gefaßt werden müssen. Von diesem Innern, wie es hier unmittelbar ist, ist allerdings keine Kenntnis vorhanden, aber nicht deswegen, weil die Vernunft zu kurzsichtig oder beschränkt, oder wie man es sonst nennen will, wäre (worüber hier noch nichts bekannt ist, denn so tief sind wir noch nicht eingedrungen), sondern um der einfachen Natur der Sache selbst willen, weil nämlich im Leeren nichts erkannt wird oder, von der ändern Seite ausgesprochen, weil es eben als das [117] Jenseits des Bewußtseins bestimmt ist. – Das Resultat ist freilich dasselbe, wenn ein Blinder in den Reichtum der übersinnlichen Welt – wenn sie einen hat, er sei nun eigentümlicher Inhalt derselben, oder das Bewußtsein selbst sei dieser Inhalt – und wenn ein Sehender in die reine Finsternis oder, wenn man will, in das reine Licht, wenn sie nur dieses ist, gestellt wird; der Sehende sieht in seinem reinen Lichte sowenig als in seiner reinen Finsternis und gerade soviel als der Blinde in der Fülle des Reichtums, der vor ihm läge. Wenn es mit dem Innern und dem Zusammengeschlossensein mit ihm durch die Erscheinung weiter nichts wäre, so bliebe nichts übrig, als sich an die Erscheinung zu halten, d.h. etwas als wahr zu nehmen, von dem wir wissen, daß es nicht wahr ist, oder, damit doch in dem Leeren, welches zwar erst als Leerheit von gegenständlichen Dingen geworden, aber, als Leerheit an sich, auch für die Leerheit aller geistigen Verhältnisse und der Unterschiede des Bewußtseins als Bewußtseins genommen werden muß, – damit also in diesem so ganz Leeren, welches auch das Heilige genannt wird, doch etwas sei, es mit Träumereien, Erscheinungen, die das Bewußtsein sich selbst erzeugt, zu erfüllen; es müßte sich gefallen lassen, daß so schlecht mit ihm umgegangen wird, denn es wäre keines besseren würdig, indem Träumereien selbst noch besser sind als seine Leerheit.
Conversaciones en Valencia
[146] El interior es aún puro más-allá para la conciencia, pues todavía la conciencia no se halla a sí misma en él; la conciencia es vacía [está vacía], pues ella no es más que la nada del fenómeno [o también: la nada que representa el fenómeno que se ha vuelto patente como fenómeno] y positivamente lo universal simple [o el simple Universal, o lo simplemente universal]. Este modo de ser de lo interior concuerda inmediatamente con el sentir de aquellos que dicen que el interior de las cosas no es algo que pueda conocerse; pero la razón [Grund] de ello habría de entenderse en otros términos [habría de entenderse en los términos que siguen]. De este interior, tal como ese interior lo tenemos ahora aquí en su inmediatez, no hay, ciertamente, noticia ni conocimiento alguno, pero no porque la razón [Vernunft] tenga muy escaso alcance en lo que a visión se refiere, o porque la razón sea limitada, o como quiera decirse; acerca de lo cual, por el momento nada nos resulta todavía conocido, pues aún no hemos penetrado tan profundamente; [no porque la razón tenga muy escaso alcance en lo que a visión se refiere] sino en virtud de la simple naturaleza de la cosa misma, a saber: porque en el vacío nada puede conocerse, o expresando lo mismo desde el otro lado: porque ese interior viene precisamente definido como el más-allá de la conciencia. El resultado es, ciertamente, el mismo si a un ciego se le pone o se le introduce en la riqueza del mundo suprasensible [de ese más allá vacío] (suponiendo que que ese mundo tenga tal riqueza, sea porque esa riqueza sea peculiar contenido de ese mundo, sea porque la conciencia misma sea ese contenido) que si a un vidente se lo pone en la pura tiniebla, o si se quiere, en la pura luz, si es que la pura tiniebla no es esta luz pura; el vidente ve en esa su pura luz tan poco como en la pura tiniebla, y en todo caso no ve más que lo que el ciego vería de la plenitud o plétora de riqueza que [supuestamente] está o estaría ahí ante él X12X.1Quizá también deba verse en este pasaje una réplica a las consideraciones de Platón en el pasaje 254 a 5 ss. de El sofista. Si con el interior y con el estar [el entendimiento] anudado con él [con ese interior] a través del fenómeno no hubiera otra cosa [es decir, si acerca de ello no hubiera nada más], entonces no nos quedaría otra cosa que atenernos al fenómeno, es decir, que tomar por verdadero algo que sabemos que no es verdadero; o a fin de que hubiera algo en el vacío, es decir, a fin de que en el vacío que, ciertamente, empieza haciéndose como vacuidad de las cosas objetivas [de las cosas que tienen carácter de objeto, de las cosas en su tener éstas carácter de objetos], como la oquedad que éstas dejan, pero que como vacuidad o vacío u oquedad en sí debe tomarse también por vacuidad o vacío de todas las relaciones y estados de cosas de tipo mental o espiritual y de todas las diferencias de la conciencia en cuanto conciencia, a fin (digo) de que, en este vacío total, en este vacío tan completo, al que también suele llamarse lo santo, a fin (repito) de que, en tal vacío tan completo, (digo) haya, sin embargo, algo [si no optamos por atenernos al fenómeno tomando por verdadero algo que no lo es], a fin, digo, de que en ese vacío haya algo, hay que llenarlo con ensoñaciones, es decir, con fenómenos que la conciencia se engendra y pare ella misma; resultando así que ese interior habría de dejarse hacer el favor de que se le maltrate hasta tal punto, ya que no sería digno de nada mejor, pues las ensoñaciones mismas [por eso se lo llena de ellas] son o serían mucho mejor que ese su vacío [es decir, que el vacío de ese interior o el vacío que representa ese interior].
Algunas aclaraciones
X12X = Quizá también deba verse en este pasaje una réplica a las consideraciones de Platón en el pasaje 254 a 5 ss. de El sofista.
Conversaciones en Madrid
[146] Para la conciencia, lo interior todavía sigue siendo un puro más allá, pues todavía no se encuentra a sí misma dentro de él; está vacío, pues no es más que la nada del fenómeno y, positivamente, es lo universal simple. Este modo de ser de lo interior concuerda inmediatamente con aquellos que dicen que lo interior de las cosas no se puede conocer X*1X;2La alusión es a un poema de Haller muy conocido entonces, La falsedad de las virtudes humanas (1730): «No hay espíritu creado que penetre en el interior de las cosas/ dichoso el que conoce ya la cáscara de fuera». En D. Albrecht von Haller: Versuch Schweizerischer Gedichte, 6., rechmäßige, vermehrte und veränmderte Auft, Gotinga, 1751, p. 100. También, por supuesto, a Kant, KrV B 333 sig. y que el fundamento tiene que ser captado de otro modo. De esto interior, tal como es inmediatamente aquí, no hay, ciertamente, conocimiento ni noticia disponible, pero no porque la razón sea demasiado corta de vista, o demasiado limitada, o como se lo quiera llamar X*2X3Hegel se refiere a las restricciones kantianas al conocimiento teórico de la razón KrV B XXIV sig. —acerca de todo eso no se sabe nada todavía, pues tan hondo aún no hemos penetrado—; sino por la naturaleza misma de la cosa, pues que en lo vacío no se conoce nada, o bien, dicho desde el otro lado, porque está determinado justamente como el más allá de la conciencia. — El resultado, desde luego, es el mismo cuando se pone a un ciego en la riqueza del mundo suprasensible —si es que éste tiene tal riqueza, ya sea ésta el contenido peculiar de tal mundo, o sea la conciencia misma ese contenido—, o cuando se pone a alguien que ve en la más pura tiniebla o, si se prefiere, en la más pura luz, si la tiniebla no es más que esto: el que ve verá en su pura luz tan poco como en su pura tiniebla, y verá exactamente tanto como el ciego en la plenitud de la riqueza que tenga delante. Si en lo interior y en el estar enlazado con ello por un silogismo a través del fenómeno no hubiera nada más, no quedaría más que atenerse al fenómeno, es decir, percibir, tomar por verdadero algo de lo que sabemos que no es verdadero; o bien, para que en lo vacío —que, ciertamente, sólo ha llegado a ser en cuanto vaciedad de las cosas objetuales, pero que, en cuanto vaciedad en sí debe ser tomado también por la vaciedad de todas las relaciones espirituales y de las diferencias de la conciencia en cuanto conciencia—, para que, pues, en esto totalmente vacío, que también se llama lo sagrado X*3X,4Probablemente, Hegel se refiere a C. A. Eschenmayer: Der Eremit und der Fremdling. Gespräche über das Heilige und die Geschichte, op. cit., p. 25. haya algo, no quedaría más que rellenarlo con ensoñaciones, apariciones que la conciencia se engendra para sí misma; y esto vacío tendría que dejarse tratar así de mal, pues no sería digno de nada mejor, toda vez que las ensoñaciones mismas son mejores que su vaciedad.
Algunas aclaraciones
X*1X = La alusión es a un poema de Haller muy conocido entonces, La falsedad de las virtudes humanas (1730): «No hay espíritu creado que penetre en el interior de las cosas/ dichoso el que conoce ya la cáscara de fuera». En D. Albrecht von Haller: Versuch Schweizerischer Gedichte, 6., rechmäßige, vermehrte und veränmderte Auft, Gotinga, 1751, p. 100. También, por supuesto, a Kant, KrV B 333 sig.
X*2X = Hegel se refiere a las restricciones kantianas al conocimiento teórico de la razón KrV B XXIV sig.
X*3X = Probablemente, Hegel se refiere a C. A. Eschenmayer: Der Eremit und der Fremdling. Gespräche über das Heilige und die Geschichte, op. cit., p. 25.
Conversations in Washington
[146] [146]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition The inner is still a pure other-worldly beyond for consciousness, for consciousness does not encounter itself within it. The inner is empty, for it is only the nothingness of appearance and, positively, the simple universal. This way of being the inner meets with immediate agreement among those who say that the inner of things is not to be known;6erkennen however, the ground for this assertion should be understood in a different way. There is certainly no acquaintance with the inner, in the way that it is immediately here, but this is not because reason would be too short-sighted, or restricted, or whatever else one wants to call it. Why this is so is not something especially well known to us here, for we have not yet gone very deeply into the matter. Rather, it has to do with the simple nature of what is at stake,7der Sache selbst because in the void, nothing is known, or, to speak about it in another way, because it is defined8bestimmt as the very other-worldly beyond of consciousness. – The result is of course the same as if a blind person were to be set amidst the wealth of the supersensible world – if that world has such wealth, whether it be its own distinctive content or whether it be consciousness itself that is this content – or if a person with sight were to be situated in total darkness, or if you please, situated in pure light (if the supersensible world were indeed to be something like that). In that pure light, the person with sight sees as little as he sees in total darkness, and he sees exactly as much as the blind person sees of the riches lying right in front of him. However much it were to be the case that there would be nothing more to the inner and the syllogistic closure with the inner through appearance, still there would be nothing more left to do except to stop short at appearances, which is to say, to perceive something which we know not to be true. Or, suppose we are nonetheless to take there to be something in the void after all; this is a void which came about as the void of objective things but which now must be taken both as emptiness in itself, or as the void of all spiritual relations, or even as the void of the differences of consciousness as consciousness – and if the void is taken as this complete void, which is also called the holy, nonetheless there is supposed to be something with which to fill it out, even if it is only filled out with daydreams, or with appearances which consciousness itself creates. If so, then consciousness would just have to rest content with being so badly treated, for it would deserve no better, while daydreams themselves are still better than its emptiness.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
EN CONSTRVCCION