Gespräche in der Dämmerung 00114

Parte de:

A. Conciencia [A. Bewußtsein] / II: La percepción; o la cosa y la equivocación [II. Die Wahrnehmung oder das Ding und die Täuschung]

 

[El También y el uno; o las propiedades universales y la cosa individual]

Gespräche in Jena

[114] In diesem Verhältnisse, das sich ergeben hat, ist nur erst der Charakter der positiven Allgemeinheit beobachtet und entwickelt; es bietet sich aber noch eine Seite dar, welche auch hereingenommen werden muß. Nämlich wenn die vielen bestimmten Eigenschaften schlechterdings gleichgültig wären und sich durchaus nur auf sich selbst bezögen, so wären sie keine bestimmten, denn sie sind dies nur, insofern sie sich unterscheiden und sich auf andere als entgegengesetzte beziehen. Nach dieser Entgegensetzung aber können sie nicht in der einfachen Einheit ihres Mediums zusammen sein, die ihnen ebenso wesentlich ist als die Negation; die Unterscheidung derselben, insofern sie nicht eine gleichgültige, sondern ausschließende, Anderes negierende ist, fällt also außer diesem einfachen Medium; und dieses ist daher nicht nur ein Auch, gleichgültige Einheit, sondern auch Eins, ausschließende Einheit. – Das Eins ist das Moment der Negation, wie es selbst auf eine einfache Weise sich auf sich [95] bezieht und Anderes ausschließt und wodurch die Dingheit als Ding bestimmt ist. An der Eigenschaft ist die Negation als Bestimmtheit, die unmittelbar eins ist mit der Unmittelbarkeit des Seins, welche durch diese Einheit mit der Negation Allgemeinheit ist; als Eins aber ist sie, wie sie von dieser Einheit mit dem Gegenteil befreit und an und für sich selbst ist.

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Conversaciones en Valencia

[El También y el uno; o las propiedades universales y la cosa individual]

[114]1Epígrafe: El También y el uno; o las propiedades universales y la cosa individual. En esta relación que ha resultado, lo que por de pronto se ha observado y desarrollado [en esta relación que hemos obtenido, lo que por de pronto hemos observado y desarrollado] es sólo el carácter de la universalidad positiva [o de universalidad positiva] [es decir, el carácter que representa la universalidad positiva, la de las propiedades, indiferentes una a otras en el medio del También]; pero ofrécese aún otro lado que hay que tomar en cuenta y que asimismo hay que incluir. Es el siguiente: si las múltiples y determinadas propiedades fuesen simplemente indiferentes y no se refiriesen sino por entero a sí mismas, entonces no serían propiedades determinadas; pues sólo lo son en cuanto se distinguen y quedan así referidas a las otras como opuestas o contrapuestas a ellas. Pero tras esta contraposición y conforme a ella no pueden estar juntas en la unidad simple del medio de ellas [en el medio universal que es la coseidad, que es la cosa], la cual unidad simple les es, empero, tan esencial como la negación; por tanto, la distinción de ellas entre sí [el distinguirse ellas entre sí], en cuanto [este distinguirse ellas entre sí] no es una distinción indiferente, sino excluyente, una distinción que niega lo otro, tiene que caer fuera de ese simple medio, o de ese medio simple [o de este medio considerado en su simpleza]; y este medio es, por tanto, no sólo un También, unidad indiferente, sino también [un] Uno, es decir, unidad excluyente. — El uno es el momento de la negación en cuanto él mismo de forma simple se refiere a sí mismo, y excluye lo otro; y es a través de ello como la coseidad viene efectivamente determinada como cosa X13X.2Vide infra Algunas aclaraciones X13X. En la propiedad la negación es [o está] en cuanto determinidad [la propiedad en cuanto determinidad contiene negación] que es inmediatamente una con [es decir, que es inmediatamente lo mismo que] la inmediatez del ser, la cual inmediatez, precisamente por esta unidad con la negación, es universalidad X14X;3Vide infra Algunas aclaraciones X14X. pero es en cuanto Uno como esa negación es tal como queda liberada de la unidad con lo contrario y es ella en y para si [es decir, es como Uno como esa negación queda siendo en cuanto liberada de la unidad con su contrario, y es siendo en cuanto uno, como esa negación es en y para sí].

Algunas aclaraciones 

X13X

Es, pues, lo que decían los escolásticos, que el ente viene definido como aliud quid, como aliquid, como algo, como una cosa, en tanto que indiviso en sí y dividido de cualquier otro. Pero no se deje desesperar el lector por la mala intención del autor que indirectamente le está mostrando que eso vale también para cada determinidad de la que el indivisum se compone. Con lo cual resulta que el autor le está quitando constantemente de las manos al lector el Uno que le está construyendo. En cuanto se quiere fijar por algún sitio, no hay tal Uno, que, sin embargo, inmediatamente se deja ver donde no estaba ni puede estar. 

X14X

En este pasaje el autor introduce tan súbitamente la dialéctica del Uno del Parménides de Platón, que es la que va a desarrollar en lo que sigue, que el lector corre el riesgo de quedarse en ayunas si pasa por estas líneas sin reparar bien en ellas, porque, leídas demasiado deprisa, no tienen más remedio que resultar enigmáticas. Lo que el autor da a entender en estas líneas y lo que hace en lo que sigue podemos dividirlo en los siguientes seis pasos.

Primer paso: El ser esto amarillo, es decir, el no ser esto de otro color, es uno con la inmediatez del ser, y en ser uno con la inmediatez del ser y en ser (no obstante) indiferente respecto al esto es en donde radica el ser el amarillo un universal. El primer paso consiste, pues, en recordar la noción de universal. No olvide el lector que la universalidad condicionada es el medio en que nos movemos en el presente cap. II.

Segundo paso: El autor introduce la noción aristotélica de τόδε τι. En contra de lo que a veces suele suponerse, esta expresión aristotélica no debe traducirse por «este Algo» [este (tode) Algo (ti), sino que debe traducirse por «algún Esto» [un tode, un Esto, ti, alguno, el que fuere]. Pero aun con independencia de la traducción que se haga, pero sobre todo si hacemos la segunda, resulta que cualquier cosa sensible que nos topemos es un «este Algo» o es «algún Esto», como hemos oído en el cap. I, «algún Esto» que no es aquello otro.

Tercer paso: Este aliud quid en que todo aquello con que nos topemos consiste, este ser todo aquello con que nos topemos una cosa que no es otra, es decir, una cosa una, no es sino la negatividad que en el primer paso define lo universal, pero referida ahora esa negatividad a sí misma.

Cuarto paso: Con esto tenemos servida la tensión entre la continuidad de lo universal y el Uno excluyente (el omne ens est unum) que no es sino la negatividad que define a la universalidad, pero referida esa negatividad a sí misma (tensión y contradicción si es que nos empecinamos en considerar a uno de ambos extremos como cosa fija y como lo esencial).

Quinto paso: El desarrollo de lo que sigue va a consistir en mostrar que, pese a todos los esfuerzos que hace la conciencia por salvar el objeto a que se enfrenta en este medio de la universalidad, ese objeto acaba yéndose él mismo a pique por la propia contradicción que ese objeto comporta, y entonces estaremos en el cap. III. Lo que se va a pique es la coseidad en cuanto definida por el Uno y el También de las determinidades universales de las que la cosa consta. Es decir, la experiencia que en lo que sigue hace la conciencia quedaría bien descrita con las famosas lineas finales del Parménides de Platón, conforme a las que «tanto si el Uno es como si no es, resulta que tanto el Uno es y no es (y parece y no parece) absolutamente todo lo que hay, como las cosas que no son el Uno son y no son (y parecen y no parecen) absolutamente todo lo que hay (tanto de por sí como en sus relaciones mutuas)».

Sexto paso: Platón se queda ahí. Pero Hegel va a pretender que esta absoluta diferencia de todo respecto de sí mismo, esa absoluta diferencia de cualquier cosa respecto de sí misma, por la que el concepto de cualquier cosa fija se va a pique, es la que se convierte en el nuevo objeto para la conciencia (cap. III). Déjese el lector marear por el autor: el objeto del cap. III será siempre lo irreductiblemente otro de sí mismo. La doctrina aristotélica del ser queda abandonada. Propiamente no así en Kant, CRP, B 133 ss., que en definitiva no hace sino recuperarla y repetirla. Ese abandono nos permite a su vez reinterpretar a Kant y entenderlo. Véase la nota 26 al cap. V (vide en 00238 la nota X26X) .

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Conversaciones en Madrid

[114] En esta relación que ha resultado, sólo se ha observado y desarrollado, de primeras, el carácter de la universalidad positiva; pero se ofrece, además, un segundo lado que también debe ser traído a colación. Y es que si las muchas propiedades determinadas fueran indiferentes sin más, y sólo se refirieran exclusivamente a sí mismas, no serían, entonces, propiedades determinadas; pues sólo lo son en la medida en que se diferencian y se refieren a otras como contrapuestas. Según esta contraposición, sin embargo, no pueden estar juntas en la unidad simple de su medio, la cual les es tan esencial como la negación; la diferenciación de esta última, en la medida en que no es una negación indiferente, sino que es excluyente, que niega a otro, cae también fuera de este medio simple; y, por eso, este no sólo es un También, unidad indiferente, sino que también es uno, unidad excluyente. — Lo Uno es el momento de la negación tal como él se refiere a sí mismo de una manera simple, excluyendo a otro; y por medio de lo cual la cosidad queda determinada como cosa. En la propiedad, la negación es como determinidad que es inmediatamente una con la inmediatez del ser, la cual es universalidad por esta unidad con la negación; pero, en cuanto que es una, la negación, según se libera de esta unidad con el contrario, es en y para sí misma.

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Conversations in Washington

[114] [114]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition As it has turned out, in this relationship, it is only the character of positive universality which is at first observed and developed. However, an aspect arises which must also be taken into consideration: If the many determinate properties were to be utterly indifferent and were for all intents and purposes related only to themselves, then they would still not be determinate properties, for they are determinate properties only insofar as they both differentiate themselves from each other and relate themselves to each other as opposites. However, according to this opposition, they could not be together in the simple unity of their medium which is as essential to them as is negation. Insofar as their difference within that unity does not amount to an indifferent difference but rather to an excluding difference, which itself amounts to a difference which negates others, so this difference thus falls outside of this simple medium. This simple medium is not only an Also, an indifferent unity; it is also a One, an excluding unity. – The One is the moment of negation, as it itself relates itself to itself in a simple way and excludes others and by which thinghood is determined as thing. As determinateness, the negation is in the property which is immediately at one with the immediacy of being, which, through the unity with negation, is universality. However, as One and as set free from this unity with its opposite, it is in and for itself.

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