Gespräche in der Dämmerung 00059

Parte de:

Prefacio (Prólogo) [Vorrede]

 

[El pensamiento razonante por su lado negativo]

Gespräche in Jena

[59] Es sind an dem räsonierenden Verhalten die beiden Seiten bemerklicher zu machen, nach welchen das begreifende Denken ihm entgegengesetzt ist. – Teils verhält sich jenes negativ gegen den aufgefaßten Inhalt, weiß ihn zu widerlegen und zunichte zu machen. Daß dem nicht so sei, diese Einsicht ist das bloß Negative; es ist das Letzte, das nicht selbst über sich hinaus zu einem neuen Inhalt geht; sondern um wieder einen Inhalt zu haben, muß etwas anderes irgendwoher vorgenommen werden. Es ist die Reflexion in das leere Ich, die Eitelkeit seines Wissens. – Diese Eitelkeit drückt aber nicht nur dies aus, daß dieser Inhalt eitel, sondern auch, daß diese [56] Einsicht selbst es ist; denn sie ist das Negative, das nicht das Positive in sich erblickt. Dadurch, daß diese Reflexion ihre Negativität selbst nicht zum Inhalte gewinnt, ist sie überhaupt nicht in der Sache, sondern immer darüber hinaus; sie bildet sich deswegen ein, mit der Behauptung der Leere immer weiter zu sein als eine inhaltsreiche Einsicht, Dagegen, wie vorhin gezeigt, gehört im begreifenden Denken das Negative dem Inhalte selbst an und ist sowohl als seine immanente Bewegung und Bestimmung wie als Ganzes derselben das Positive. Als Resultat aufgefaßt, ist es das aus dieser Bewegung herkommende, das bestimmte Negative und hiermit ebenso ein positiver Inhalt.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Valencia

[El pensamiento razonante por su lado negativo]

[59] En lo que hemos llamado comportamiento razonante [räsonnirendes Verhalten] [es decir, en lo que hemos descrito como un razonar mediante pensamientos irreales] conviene subrayar los dos lados conforme a los que [ese comportamiento que sobrevuela el contenido] se contrapone al pensamiento concipiente [al begreifendes Denken en el que el self se convierte en el self del contenido]. En parte aquel razonar se comporta en términos negativos respecto al contenido aprehendido, sabe refutarlo y convertirlo en nada. Que ese contenido no es así, que ese contenido no es tal como aparece, esa visión o idea es lo meramente negativo, pero a la vez es, lo último, [es una visión o idea] que ya no va más allá de sí misma para darse un contenido nuevo, sino que para darse otra vez un contenido tiene que recurrir a otra cosa tomándola de algún otro sitio. Se trata, pues, de la reflexión en el yo vacío, de la ligereza y vanidad de su saber. Pero esta ligereza y vanidad no solamente expresa que ese contenido es vano, sino también que esa manera de ver el contenido es asimismo superficial y vana; pues esa visión es lo negativo que no logra ver en sí [en eso mismo negativo] lo positivo. Y precisamente porque esa reflexión no logra convertir en contenido suyo esa su negatividad, precisamente por eso no está en la cosa, no se mueve en la cosa, sino que queda siempre más allá de ella; y esa reflexión se imagina por eso que afirmando ese su vacío, o insistiendo en ese su vacío, queda siempre más allá de cualquier visión que pueda estar llena de contenido. En cambio, como hemos mostrado antes, en el pensamiento concipiente [begreifendes Denken] [en el pensamiento que en el dar alcance a lo que fuere en movimiento de ello, se da alcance a sí mismo en ese su dar alcance, o acaba haciéndolo, es decir, se da alcance a sí mismo como concepto del contenido] lo negativo pertenece al contenido mismo y tanto en su condición de movimiento inmanente [de ese contenido] y de determinación inmanente [de ese contenido] como en su condición de Todo de ese movimiento, eso negativo es lo positivo. Aprehendido como resultado, o entendido como resultado, eso negativo, en cuanto proveniente de ese movimiento, es lo negativo determinado [lo determinadamente negativo, una negación de algo, la cual se vuelve reverso de lo negado, un algo que es la negación de algo], y, por tanto, es asimismo un contenido positivo.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Madrid

[59] Del comportamiento raciocinante deben subrayarse más los dos lados por los que se le contrapone el pensar concipiente. Por una parte, aquél se comporta negativamente frente al contenido captado, sabe refutarlo y aniquilarlo. Decir que algo no es así: esa intelección es lo meramente negativo, es lo último, lo que no sale de sí mismo hacia un nuevo contenido sino que, para volver a tener un contenido, hay que traerle otra cosa de alguna parte. Es la reflexión dentro del yo vacío, la vanidad XX*X1Vide infra Algunas aclaraciones XX*X. de su saber. — Pero esta vanidad no expresa solamente que este contenido sea vano, sino también que la propia intelección también lo es; pues ella es lo negativo que no alcanza a ver lo positivo que tiene dentro de sí. Como esta reflexión no gana su negatividad misma para hacer de ella un contenido, no está para nada dentro de la Cosa, sino que siempre se queda aparte de ella: se figura, por ello, que afirmando el vacío ha llegado siempre más allá que una intelección llena de contenido. En cambio, según hemos mostrado antes, en el pensar concipiente lo negativo forma parte del contenido mismo, y tanto como su movimiento y determinación inmanentes cuanto como el todo de estos, es lo positivo. Aprehendido como resultado, es lo que proviene de este movimiento, lo negativo determinado, y por ende, en igual medida, un contenido positivo.

Algunas aclaraciones

Schlegel

XX*X = Hegel podría estar pensando en el concepto de ironía de Schlegel y en el escepticismo. De éste se ocupará más adelante, en la introducción, como una abstracción de la nada. El concepto de ironía de Schlegel, lo caracteriza en las Lecciones de historia de la Filosofía III, en Hegel: Werke, 15, 642: trad. p. 482): «El representante de esta forma, la ironía, es Schlegel. El sujeto se sabe como lo absoluto, y todo lo demás es vano para él: […] Puede engañarse lo que quiera: no es más que vanidad, hipocresía y descaro». Cf. Hegel: Philosophie der Kunst. Vorlesungen von 1826, ed. al cuidado de A. Gethmann-Siefert, Frankfurt am Main, 2004, p. 62 (trad. española de Domingo Hernández Sánchez, Filosofía del arte o estética, Madrid, Abada, 2006); también cf. Hegel: Werke, 13, 92.

 

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversations in Washington

[59] [59]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition There are two aspects to merely clever argumentation that call for further notice and which are to be contrasted with conceptually comprehending thinking.3begreifende Denken – On the one hand, merely clever argumentation conducts itself negatively towards the content apprehended; it knows how to refute it and reduce it to nothing. It says, “This is not the way it is”; this insight is the merely negative; it is final, and it does not itself go beyond itself to a new content. Rather, if it is again to have any content, something other from somewhere else has to be found. It is reflection into the empty I, the vanity of its own knowing. – What this vanity expresses is not only that this content is vain but also that this insight itself is vain, for it is the negative which catches no glimpse of the positive within itself. Because this reflection does not gain its negativity itself for its content, it is not immersed in the subject matter at all but is always above and beyond it, and thus it imagines that by asserting the void, it is going much further than the insight which was so rich in content. On the other hand, as was formerly pointed out, in comprehensive thinking, the negative belongs to the content itself and is the positive, both as its immanent movement and determination and as the totality of these. Taken as a result, it is the determinate negative which emerges out of this movement and is likewise thereby a positive content.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

EN CONSTRVCCION

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Sidebar



error: Content is protected !!