Gespräche in der Dämmerung 00048
Parte de:
Prefacio (Prólogo) [Vorrede]
[La naturaleza de la verdad filosófica y su método]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[48] Von der Methode dieser Bewegung oder der Wissenschaft könnte es nötig scheinen, voraus das Mehrere anzugeben. Ihr Begriff liegt aber schon in dem Gesagten, und ihre eigentliche Darstellung gehört der Logik an oder ist vielmehr diese selbst. Denn die Methode ist nichts anderes als der Bau des Ganzen, in seiner reinen Wesenheit aufgestellt. Von dem hierüber bisher Gangbaren aber müssen wir das Bewußtsein haben, daß auch das System der sich auf das, was philosophische Methode ist, beziehenden Vorstellungen einer verschollenen Bildung angehört. – Wenn dies etwa renommistisch oder revolutionär lauten sollte, von welchem Tone ich mich entfernt weiß, so ist zu bedenken, daß der wissenschaftliche Staat, den die Mathematik herlieh – von Erklärungen, Einteilungen, Axiomen, Reihen von Theoremen, ihren Beweisen, Grundsätzen und dem Folgern und Schließen aus ihnen –, schon in der Meinung selbst wenigstens veraltet ist. Wenn auch seine Untauglichkeit nicht deutlich eingesehen wird, so wird doch kein oder wenig Gebrauch mehr davon gemacht, und wenn er nicht an sich mißbilligt wird, [so wird er] doch nicht geliebt. Und wir müssen das Vorurteil für das Vortreffliche haben, daß es sich in den Gebrauch setze und beliebt mache. Es ist aber nicht schwer einzusehen, daß die Manier, einen Satz aufzustellen, Gründe für ihn anzuführen und den entgegengesetzten durch Gründe ebenso zu widerlegen, nicht die Form ist, in der die Wahrheit auftreten kann. Die Wahrheit ist die Bewegung ihrer an ihr selbst; jene Methode aber ist das Erkennen, das dem Stoffe äußerlich ist. Darum ist sie der Mathematik, die, wie bemerkt, das begrifflose Verhältnis der Größe zu ihrem Prinzip und den toten Raum wie das ebenso tote Eins zu ihrem Stoffe hat, eigentümlich und muß ihr gelassen werden. Auch mag sie in freierer Manier, d.h. mehr mit Willkür und Zufälligkeit [47] gemischt, im gemeinen Leben, in einer Konversation oder historischen Belehrung mehr der Neugierde als der Erkenntnis, wie ungefähr auch eine Vorrede ist, bleiben. Im gemeinen Leben hat das Bewußtsein Kenntnisse, Erfahrungen, sinnliche Konkretionen, auch Gedanken, Grundsätze, überhaupt solches zu seinem Inhalte, das als ein Vorhandenes oder als ein festes, ruhendes Sein oder Wesen gilt, Es läuft teils daran fort, teils unterbricht es den Zusammenhang durch die freie Willkür über solchen Inhalt und verhält sich als ein äußerliches Bestimmen und Handhaben desselben. Es führt ihn auf irgend etwas Gewisses, sei es auch nur die Empfindung des Augenblicks, zurück, und die Überzeugung ist befriedigt, wenn sie auf einem ihr bekannten Ruhepunkte angelangt ist.
Conversaciones en Valencia
[48] En lo que respecta método de este movimiento [o al método de la ciencia], podría parecer necesario empezar indicando de antemano sus rasgos más importantes. Pero el concepto de ese método radica en lo ya dicho y la exposición propiamente dicha de ese método pertenece a la lógica, o consiste más bien en la lógica misma. Pues el método no es otra cosa que la construcción del Todo presentada en su pura esencialidad. Y por lo que acerca de ello se nos ha vuelto accesible hasta aquí, nos habremos percatado también de que el sistema de representaciones concernientes a aquello que es el método filosófico [es decir, lo que hoy suele entenderse por método filosófico] pertenece a una cultura filosófica que, también está ya periclitada. — Y si esto suena a deseos de armar revuelo y a ganas de cobrar reputación, o incluso suena a revolucionario, tonos, de los cuales yo, ciertamente, me sé muy lejos, debe tenerse presente que de ese ostentoso aparato científico que se tomó prestado de la matemática (de todo ese alarde de definiciones, divisiones, axiomas, series de teoremas, demostraciones de esos teoremas, principios, e inferencias y conclusiones a partir de esos principios) lo menos que cabe decir es que, en la opinión general, está, cuando menos, envejecido. Pues aun en caso de que no se entienda con claridad su inadecuación [o aun cuando no se entienda con claridad que ya no sirve], ya no se hace ningún uso de él, o se hace bastante menos uso de él, y aunque en si no se lo repruebe directamente, o no se le condene, tampoco se le ama. Y de aquello que es lo excelente, de aquello que es lo mejor, tenemos que tener a su favor el prejuicio de que es capaz de ponerse en uso y de que es capaz de hacerse amar [a diferencia de lo que sucede con lo que la matemática nos ha legado en lo que respecta a método]. Y a este respecto, no es difícil ver que esa forma de proceder que consiste en formular una tesis, seguir con la exposición de los argumentos que la apoyan, y refutar la tesis o las tesis opuestas mediante contraargumentos [el típico procedimiento en la Escolástica o en la Filosofía de Escuela, en la Schulphilosophie], no es la forma como la verdad puede presentarse. La verdad es el movimiento de ella misma dentro de ella misma, y aquel método, en cambio, representa una forma de conocimiento que permanece externa a su materia. Por eso, es ése un procedimiento que es característico de la matemática y hay que dejárselo a ella, pues la matemática, como hemos dicho, tiene por principio suyo las relaciones de cantidad [las relaciones cuantitativas], que son relaciones carentes de concepto, y [en cuanto geometría] tiene por materia suya el espacio muerto. Y también ese método puede tener su sitio (desde luego en una versión más libre, es decir, mezclado con más invención libre y con más contingencia) en la vida corriente, en una conversación o en la erudición y en la instrucción histórica, que sirven más bien a la curiosidad que al conocimiento, como, por lo demás, suele ser también el caso de un prefacio X64X.1Es decir, el autor está quitando ante el lector importancia al prefacio que está escribiendo, el cual, por el propio género literario al que pertenece, sigue una metodología que de ninguna manera puede ser la que se sigue en el texto del libro, sino que es un ἱστορεῖν, un referir cosas, un contar cosas, que (en lo que se refiere a forma) es extraño al propio movimiento interno del libro. En la vida corriente la conciencia tiene por contenido conocimientos, experiencias, concreciones sensibles, y tiene también por contenido nociones, principios, y tiene en general por contenido todo aquello que se considera algo que está inmediatamente ahí, o ser [Seyn] fijo y estático, o una determinada esencia [Wesen] fija y estática. En parte la conciencia discurre con continuidad a través de ellos, pero en parte la conciencia interrumpe también el contexto de todo ello ejercitando su libre albedrío acerca de tal contenido y se comporta respecto a ese contenido como un determinarlo externamente y como un manejarlo también externamente. La conciencia lo reconduce a algo seguro [o lo hace derivar de algo seguro], aun cuando eso seguro sea la sensación del instante, y la convicción se da por satisfecha cuando logra llegar a algún punto de reposo que a ella le resulte familiar.
Algunas aclaraciones
X64X = Es decir, el autor está quitando ante el lector importancia al prefacio que está escribiendo, el cual, por el propio género literario al que pertenece, sigue una metodología que de ninguna manera puede ser la que se sigue en el texto del libro, sino que es un ἱστορεῖν, un referir cosas, un contar cosas, que (en lo que se refiere a forma) es extraño al propio movimiento interno del libro.
Conversaciones en Madrid
[48] Podría parecer necesario dar previamente una gran cantidad de indicaciones acerca del método de este movimiento o de la ciencia. Pero su concepto está ya en lo que se ha dicho, y su exposición propiamente dicha forma parte de la lógica o, más bien, es la lógica misma. Pues el método no es otra cosa que la construcción del todo erigida en su esencialidad pura. Pero, en vista de lo que hasta hoy ha circulado al respecto, hemos de tener conciencia de que también el sistema de las representaciones referidas a lo que sea el método filosófico pertenece a una cultura desaparecida. — Y si esto sonara presuntuoso o revolucionario, tono del cual me sé muy alejado, piénsese que el estatus científico que presta la matemática —un estatus de explicaciones, divisiones, axiomas, series de teoremas, de sus pruebas, principios y las consecuencias y corolarios que de ellos se siguen—, ya dentro de la opinión misma, está, cuando menos, anticuado. Y aunque no se vea con claridad que es inservible, si se hace ya poco o ningún uso de él; y aunque no se le desautorice, tampoco es que le quiera. Y nosotros hemos de conservar el prejuicio a favor de lo excelente, que se ponga en uso y se haga querer. No es difícil inteligir, empero, que esa manera consistente en plantear una proposición, aducir principios en su favor y refutar de igual modo la proposición opuesta por medio de principios no es la forma en que entra en escena la verdad. La verdad es el movimiento de ella en ella misma, mientras que ese método es un conocer que es exterior a su materia. Por eso es el método de la matemática, la cual, como hemos observado, tiene por principio la relación sin concepto de la magnitud, y por materia el espacio muerto y lo Uno igualmente muerto; y a ella hay que dejárselo. Quede también ese método, de una manera más libre, esto es, mezclada más bien con arbitrio y azar, para la vida corriente, para una conversación o la instrucción historiográfica, más dadas a la curiosidad que al conocimiento, como más o menos lo están también los prólogos. En la vida corriente, el contenido de la conciencia son conocimientos, experiencias, concreciones sensibles, y también pensamientos, principios; en general, cosas que valen como algo a la mano o como un ser o una esencia quietos, fijamente establecidos. En parte, la conciencia discurre por todo ese contenido, y en parte interrumpe su trabazón en virtud de su libre arbitrio acerca de él, y se comporta determinándolo y manejándolo de modo exterior. Lo retrotrae hacia cualquier cosa cierta, aunque sólo sea la sensación del instante, y la convicción queda satisfecha cuando ha alcanzado un punto de reposo que le sea familiar y conocido.
Conversations in Washington
[48] [48]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition It might seem necessary to state at the outset the principal points concerning the method of this movement, or the method of science. However, its concept lies in what has already been said, and its genuine exposition belongs to logic, or is instead even logic itself, for the method is nothing but the structure of the whole in its pure essentiality. However, on the basis of what has been said up until now, we must be aware that the system of representations relating to philosophical method itself also belongs to an already vanished cultural shape. – However much this may perhaps sound somewhat boastful or revolutionary, and however much I take myself to be far from striking such a tone, still it is worthwhile to keep in mind that the scientific régime bequeathed by mathematics – a régime of explanations, classifications, axioms, a series of theorems along with their proofs, principles, and the consequences and inferences to be drawn from them – has in common opinion already come to be regarded as itself at the least out of date. Even though it has not been clearly seen just exactly why that régime is so unfit, little to no use at all is any longer made of it, and even though it is not condemned in itself, it is nonetheless not particularly well liked. And we must be prejudiced in favor of the excellent and believe that it can put itself to use and bring itself into favor. However, it is not difficult to see that the mode of setting forth a proposition, producing reasons for it, and then also refuting its opposite with an appeal to reason is not the form in which truth can emerge. Truth is the movement of itself in its own self, but the former method is that of a cognition which is external to its material. For that reason, such a method is peculiar to mathematics and must be left to mathematics, which, as noted, has for its principle the conceptless relationship of magnitude, and takes its material from dead space as well as from the equally lifeless numerical unit. In a freer style, that is to say, in a mélange of even more quirks and contingency, it may also endure in ordinary life, say, in a conversation or in the kind of historical instruction which satisfies curiosity more than it results in knowing, in the same way that, more or less, a preface does. In everyday life, consciousness has for its content little bits of knowledge, experiences, sensuous concretions, as well as thoughts, principles, and, in general, it has its content in whatever is present, or in what counts as a fixed, stable entity or essence. In part consciousness continues on this path, and in part it interrupts the whole context through a free, arbitrary choice about such content, in which it conducts itself as if it were an external determining and manipulation of that content. It leads the content back to some kind of certainty, even if it may be only the feeling of the moment, and its conviction is satisfied when it arrives at some familiar resting place.
Conversaciones en el Atrium
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