Gespräche in der Dämmerung 00039
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Prefacio (Prólogo) [Vorrede]
[De en qué sentido la Fenomenología del espíritu es sólo negativa o sólo contiene lo falso]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[39] Das Wahre und Falsche gehört zu den bestimmten Gedanken, die bewegungslos für eigene Wesen gelten, deren eines drüben, das andere hüben ohne Gemeinschaft mit dem ändern isoliert und fest steht. Dagegen muß behauptet werden, daß die Wahrheit nicht eine ausgeprägte Münze ist, die fertig gegeben und so eingestrichen werden kann. Noch gibt es ein Falsches, sowenig es ein Böses gibt. So schlimm zwar als der Teufel ist das Böse und Falsche nicht, denn als dieser sind sie sogar zum besonderen Subjekte gemacht; als Falsches und Böses sind sie nur Allgemeine, haben aber doch eigene Wesenheit gegeneinander. – Das Falsche (denn nur von ihm ist hier die Rede) wäre das Andere, das Negative der Substanz, die als Inhalt des Wissens das Wahre ist. Aber die Substanz ist selbst wesentlich das Negative, teils als Unterscheidung und Bestimmung des Inhalts, teils als ein einfaches Unterscheiden, d.h. als Selbst und Wissen überhaupt. Man kann wohl falsch wissen. Es wird etwas falsch gewußt, heißt, das Wissen ist in Ungleichheit mit seiner Substanz. Allein eben diese Ungleichheit ist das Unterscheiden überhaupt, das wesentliches Moment ist. Es wird aus dieser Unterscheidung wohl ihre Gleichheit, und diese gewordene [40] Gleichheit ist die Wahrheit. Aber sie ist nicht so Wahrheit, als ob die Ungleichheit weggeworfen worden wäre wie die Schlacke vom reinen Metall, auch nicht einmal so, wie das Werkzeug von dem fertigen Gefäße wegbleibt, sondern die Ungleichheit ist als das Negative, als das Selbst im Wahren als solchem selbst noch unmittelbar vorhanden. Es kann jedoch darum nicht gesagt werden, daß das Falsche ein Moment oder gar einen Bestandteil des Wahren ausmache. Daß an jedem Falschen etwas Wahres sei, – in diesem Ausdrucke gelten beide, wie Öl und Wasser, die unmischbar nur äußerlich verbunden sind. Gerade um der Bedeutung willen, das Moment des vollkommenen Andersseins zu bezeichnen, müssen ihre Ausdrücke da, wo ihr Anderssein aufgehoben ist, nicht mehr gebraucht werden. So wie der Ausdruck der Einheit des Subjekts und Objekts, des Endlichen und Unendlichen, des Seins und Denkens usf. das Ungeschickte hat, daß Objekt und Subjekt usf. das bedeuten, was sie außer ihrer Einheit sind, in der Einheit also nicht als das gemeint sind, was ihr Ausdruck sagt, ebenso ist das Falsche nicht mehr als Falsches ein Moment der Wahrheit.
Conversaciones en Valencia
[39] Lo verdadero y lo falso pertenecen a esa clase de pensamientos determinados [Gedanken determinados, nociones determinadas] que se tienen por esencias propias [o seres propios, o naturalezas propias, o physeis propias] de tipo estático, de los que uno se pone fijamente aquí y el otro allí, aislados y sin comunidad entre ellos. Pero en contra de eso hay que afirmar que la verdad no es como una moneda acuñada, que se la dé ya completa y hecha, y que se la pueda recoger y almacenar así tal cual. No hay lo falso en este sentido, como tampoco hay lo malo en este sentido. Tan malos como el diablo no son lo malo y lo falso, como para merecer que, al igual que al diablo, se los convierta en sujetos particulares [el diablo, lo falso]; pues en cuanto lo falso y o en cuanto lo malo, esas dos cosas son sólo universales [por tanto, no sujetos particulares como el diablo], aunque, eso sí, tienen esencialidad propia, contrapuesta la del uno a la del otro. — Lo falso, pues sólo de lo falso estamos hablando aquí [no de lo malo], sería lo otro de la sustancia, lo negativo de la sustancia, la cual sustancia sería lo verdadero como contenido del saber [lo verdadero en cuanto contenido del saber]. Pero la sustancia es ella misma esencialmente lo negativo, en parte como distinción y determinación del contenido [es decir, como la distinción y determinación que el contenido representa o que el contenido contiene], y en parte como un distinguir simple, es decir, como self y como saber [es decir, y en parte como el distinguir simple que representan el self y el saber, en cuanto versando esencialmente ambos sobre la sustancia como lo otro de ellos, o como siendo ellos self y saber de la sustancia]. Ciertamente, se pueden saber mal las cosas [se pueden saber falsamente las cosas]. Saber algo mal [saber algo falsamente, falsch] significa que el saber está en desigualdad con su sustancia [con aquello sobre lo que el saber versa]. Sólo que precisamente esta desigualdad es el distinguir en general, del que hemos dicho que representa un momento esencial. De esta distinción, ciertamente, habrá de resultar su igualdad [la igualdad de lo distinto] y esta igualdad devenida [y esta igualdad que ha llegado a ser tal igualdad] es, precisamente, la verdad [la conformidad del saber con lo otro que él, sobre lo cual el saber versa]. Pero esa igualdad no es la verdad en el sentido de que la desigualdad se hubiese tirado simplemente por la borda como se aparta la escoria del metal purificado y se la tira, y ni siquiera como se aparta un instrumento del recipiente que se ha fabricado con ese instrumento, sino que la desigualdad, en tanto que lo negativo, en tanto que el self, está todavía inmediatamente presente en lo verdadero mismo como tal. Pero no por ello puede decirse que lo falso constituya un momento o incluso un ingrediente de lo verdadero. Ni tampoco que en todo lo falso haya algo de verdad, pues en tal forma de hablar se entienden la verdad y la falsedad como el aceite y el agua que, sin mezclarse, quedan ligadas sólo externamente la una a la otra. Precisamente a causa de lo que se busca significar, es decir, precisamente a causa de la necesidad de designar el momento de completo ser-otro, sus expresiones [es decir, la de verdadero y falso] no deben usarse ya cuando su ser-otro [es decir, el ser otro lo verdadero de lo falso y lo falso de lo verdadero] ha quedado suprimido y superado. Así como cuando hablamos de la unidad de sujeto y objeto, de lo finito e infinito, del ser y el pensamiento, etc., la manera de expresarnos tiene el inconveniente de que sujeto y objeto, etc., siguen significando [en esa forma de expresarnos] lo que ellos son fuera de esa unidad, de modo que al hablar de esa unidad no se los puede estar pensando ya como aquello que su expresión dice [como aquello que la expresión objeto» o la expresión «sujeto» dicen], así también lo falso, en cuanto falso, no es ya un momento de la verdad.
Conversaciones en Madrid
[39] Lo verdadero y falso pertenecen a esos pensamientos determinados que, carentes de movimiento, pasan por ser esencias propias, una de las cuales se asienta aquí, la otra allá, aisladas y fijas, sin comunidad ninguna con la otra. Frente a esto, ha de afirmarse que la verdad no es una moneda acuñada que puede darse ya lista para guardársela sin más en el bolsillo X*1X.1Vide infra Algunas aclaraciones X*1X. Ni tampoco hay algo que sea lo falso, igual que no hay algo que sea lo malo. Ciertamente, el mal y lo falso no son tan malignos como el diablo, pues, encarnados en éste, se ha hecho de ellos incluso un sujeto particular; en tanto que lo falso y lo malo son sólo universales, pero no dejan de tener una esencialidad propia uno frente a otro. — Lo falso, pues sólo de ello estamos hablando aquí, sería lo otro,lo negativo de la substancia, la cual, en cuanto contenido del saber, es lo verdadero. Pero la substancia es por sí misma, esencialmente, lo negativo. en parte, en cuanto que es diferenciación y determinación del contenido, en parte, en cuanto que es un diferenciar simple, es decir, en cuanto que es sí-mismo y saber en general. Se puede muy bien saber de modo falso. Que algo se sepa de modo falso significa que el saber está en desigualdad con su substancia. Sólo que esta desigualdad es justamente el diferenciar como tal, el cual es momento esencial. A partir de esta diferenciación deviene, desde luego, su igualdad, y esta igualdad devenida es la verdad. Pero no es verdad de tal manera que la desigualdad hubiera quedado desechada, como ganga separada del metal puro, tampoco, ni siquiera, de la manera en que la herramienta queda alejada del recipiente ya terminado, sino que la desigualdad sigue estando presente, ella misma, de manera inmediata como lo negativo, como el sí-mismo en el seno de lo verdadero en cuanto tal. No por ello puede decirse, sin embargo, que lo falso constituya un momento, o siquiera sea una parte constitutiva de lo verdadero. Que en cada cosa falsa haya algo verdadero: en esa expresión tienen ambos validez como el aceite y el agua, los cuales, no siendo mezclables, sólo externamente están ligados. Precisamente porque su significado designa el momento del perfecto ser-otro, sus expresiones no tienen que usarse ya cuando su ser-otro ha quedado cancelado y asumido. Así como la expresión de la unidad del sujeto y el objeto X*2X,2Alusión a Schelling y a la filosofía de la identidad. Cf. Fernere Darstellungen aus dem System der Philosophie, SW I/4, 362 y sigs. Cf. nota a pág. 71 (vide nota X*1X en 00016). de lo finito y lo infinito, del ser y el pensar, etc. tienen el inconveniente de que el objeto y el sujeto, etc. significan lo que son fuera de su unidad, y dentro de ella, entonces, no se hallan mentados como lo que su expresión dice, del mismo modo, no es ya en tanto que falso que lo falso es un momento de la verdad.
Algunas aclaraciones
X*1X
La alusión es a Lessing y su Natan, el sabio (acto3, escena 6): «Vengo preparado para una cuestión de dinero y resulta que quiere·— verdad ¡Verdad! Y la quiere tal — tan constante y sonante, tan reluciente — ¡como si la verdad fuera una moneda!». En Lessing. G. E.: Nathan der Weise. Ein Dramatisches Gedicht in fünf Aufzügen, 1799. Hay traducción al castellano de Agustín Andreu, en Lessing: Natán, el sabio, Madrid, Espasa-Calpe. 1981, p. 170.
X*2X
Alusión a Schelling y a la filosofía de la identidad. Cf. Fernere Darstellungen aus dem System der Philosophie, SW I/4, 362 y sigs. Cf. nota a pág. 71 (vide nota X*1X en 00016).
Conversations in Washington
[39] [39]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition The true and the false belong to those determinate thoughts that are regarded as motionless essences unto themselves, with one standing fixedly here and the other standing fixedly there, and each being isolated from the other and sharing no commonality. Against that view, it must be maintained that truth is not a stamped coin issued directly from the mint and ready for one’s pocket. Nor is there “a” false, no more than there is “an” evil. To be sure, evil and falsehood are not as bad as the devil, since, if they are taken as the devil, they are made into particular subjects. However, as false and evil, they are only universals, even though they have an essentiality of their own vis-à-vis each other. – The false, for it is only the false which is being spoken of here, would be the other, the negative of substance which, as the content of knowing, is the true. However, the substance is itself essentially the negative, in part as the difference and the determination of the content, and in part as a simple differentiating, which is to say, as the self and knowing as such. To be sure, we can know falsely. For something to be known falsely means that knowing is unequal to its substance. Yet this very inequality is the differentiating per se, the essential moment. It is indeed out of this differentiation that its equality comes to be, and this equality, which has come to be, is truth. However, it is not truth in the sense that would just discard inequality, like discarding the slag from pure metal, nor even is it truth in the way that a finished vessel bears no trace of the instrument that shaped it. Rather, as the negative, inequality is still itself immediately present, just as the self in the true as such is itself present. For that reason, it cannot be said that the false constitutes a moment or even a constituent part of the true. Take the saying that “In every falsehood, there is something true” – in this expression both of them are regarded as oil and water, which cannot mix and are only externally combined. It is precisely for the sake of pointing out the significance of the moment of complete otherness that their expression must no longer be employed in the instances where their otherness has been sublated. Just as the expressions, “unity of subject and object” or of “the finite and infinite,” or of “being and thinking,” etc., have a certain type of clumsiness to them in that subject and object, etc., mean what they are outside of their unity, and therefore in their unity, they are not meant in the way that their expression states them, so too the false as the false is no longer a moment of truth.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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