Gespräche in der Dämmerung 00015
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Prefacio (Prólogo) [Vorrede]
[Que el principio no es todavía la consumación, contra el formalismo]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[15] In Ansehung des Inhalts machen die anderen sich es wohl zuweilen leicht genug, eine große Ausdehnung zu haben. Sie ziehen auf ihren Boden eine Menge Material, nämlich das schon Bekannte und Geordnete, herein, und indem sie sich vornehmlich mit den Sonderbarkeiten und Kuriositäten zu tun machen, scheinen sie um so mehr das übrige, womit das Wissen in seiner Art schon fertig war, zu besitzen, zugleich auch das noch Ungeregelte zu beherrschen und somit alles der absoluten Idee zu unterwerfen, welche hiermit in allem erkannt und zur ausgebreiteten Wissenschaft gediehen zu sein scheint. Näher aber diese Ausbreitung betrachtet, so zeigt sie sich nicht dadurch zustande gekommen, daß ein und dasselbe sich selbst verschieden gestaltet hätte, sondern sie ist die gestaltlose Wiederholung des einen und desselben, das nur an das verschiedene Material äußerlich angewendet ist und einen langweiligen Schein der Verschiedenheit erhält. Die für sich wohl wahre Idee bleibt in der Tat nur immer in ihrem Anfange stehen, wenn die Entwicklung in nichts als in einer solchen Wiederholung derselben Formel besteht. Die eine unbewegte Form vom wissenden Subjekte an dem Vorhandenen herumgeführt, das Material in dies ruhende Element von außenher eingetaucht, dies ist so wenig als willkürliche Einfälle über den Inhalt die Erfüllung dessen, was gefordert wird, nämlich der aus sich entspringende Reichtum und sich selbst bestimmende Unterschied der Gestalten. Es ist vielmehr ein einfarbiger Formalismus, der nur zum Unterschiede des Stoffes, und zwar dadurch kommt, weil dieser schon bereitet und bekannt ist.
Conversaciones en Valencia
[15] Pues en lo que respecta al contenido, esos otros [el segundo partido, los que buscan la racionalidad inmediata y la inmediata divinidad] se hacen a veces las cosas demasiado fáciles a la hora de conseguir una gran extensión de contenidos. Pues introducen en su terreno [en el de ellos] toda una pluralidad de tales materiales, a saber: lo ya conocido y ordenado, y al ocuparse principalmente de cosas raras y de cosas curiosas, ofrecen tanto más la apariencia de encontrarse ya en posesión de todo aquello que el saber [la modalidad que fuere de saber] ha alcanzado ya, y no sólo eso sino que ofrecen también la apariencia de dominar lo todavía no bien articulado y reglado y, por tanto, de someter todo a la idea absoluta, la cual entonces ofrece así la apariencia de estar siendo conocida y reconocida en todo, y de haber prosperado hasta haberse convertido en una ciencia desplegada en todos sus detalles. Pero cuando se mira bien ese supuesto despliegue, queda claro que ese despliegue no se ha producido porque una y la misma cosa en su desenvolvimiento haya ido cobrando configuraciones diversas, sino que ese despliegue consiste en una informe repetición de una y la misma cosa, la cual no hace sino aplicarse externamente [muy externamente] a materiales diversos, cobrando por eso una aburrida apariencia de diversidad. La idea, que muy bien puede ser de por sí la idea verdadera, no hace sino permanecer atrapada en sus comienzos cuando su despliegue o su desenvolvimiento no consiste en nada más que en la repetición de una misma fórmula. Esa forma estática en la que el sujeto que sabe se limita a aducir y a dar vueltas en torno a lo que ya está ahí, todo ese material simplemente sumergido desde fuera en ese elemento estático, todo eso, al igual que toda esa serie de arbitrarias ocurrencias acerca del contenido o en lo que se refiere a contenido, está muy lejos de ser aquello que se exigía, a saber: una riqueza que brotase desde sí misma con diferencias de formas y figuras, que se diferenciase y determinase ella por si misma. Lo que se tiene más bien es un formalismo monocolor que sólo llega a una diferencia de contenidos, que sólo llega a tal diferencia, digo, porque esa diferencia está ahí ya dispuesta y le resulta ya conocida.
Conversaciones en Madrid
[15] En lo que respecta al contenido, los otros no tienen problemas en darse una gran extensión. Llevan a su terreno un montón de material, a saber, lo ya sabido y ordenado, y, al dedicarse sobre todo a cosas originales y curiosidades, parecen poseer tanto más de todo lo demás con lo que el saber ya había terminado a su manera; y a la vez, también, parecen dominar lo que todavía no está regulado, sometiéndolo así todo a la idea absoluta que, por ende, parece estar reconocida en todo y haber medrado hasta ser la ciencia plenamente expandida. Pero si se examina más de cerca esta expansión, se muestra que no es resultado de que una y la misma cosa se haya configurado a sí misma de maneras diversas, sino que es la repetición sin figura de una y la misma cosa, la cual tan sólo se aplica de modo externo al material diverso y adquiere una tediosa apariencia de diversidad. De hecho, si el desarrollo no consiste más que en una repetición semejante de la misma fórmula, la idea, que para sí es, desde luego, verdadera, no hace sino quedarse siempre estancada en su comienzo. La forma única e inmota, llevada por el sujeto que sabe de un lado a otro de lo dado, el material sumergido desde el exterior en este elemento quieto, todo eso, al igual que unas ocurrencias arbitrarias sobre el contenido, apenas cumpliría con lo que se exige, a saber, la riqueza que brota de sí y la diferencia de las figuras que se determina a sí misma. Se trata, más bien, de un monocromo formalismo XX*X1Vide infra Algunas aclaraciones XX*X. que no llega a diferenciar más que la materia, y eso, porque ésta ya estaba preparada y era conocida.
Algunas aclaraciones
XX*X = La crítica al formalismo puede estar dirigida a Görres y Wagner, así como a Steffens, del que criticará más adelante el formalismo de su filosofía natural (cf. nota a la pág. 111 [véase 00050]). A todos ellos los criticaba en parecido sentido en sus escritos de Jena. También se dirige contra Schelling y sus discípulos, presumiblemente: más contra éstos que contra aquél, y más contra su terminología que contra su propio valor filosófico, según le aseguraba Hegel a Schelling en carta poco después de la publicación de la obra (carta, fechada en Bamberg a 1 de mayo de 1807. Cf. Briefe von und an Hegel, ed. J. Hoffmeister, Hamburgo, 1969. I/162 sigs). Unos y otros, sobre todo a partir de Wagner, consideraban, además, que la capacidad para la filosofía era una cuestión del genio, o (Schelling) que la intuición intelectual no puede ser enseñada: especialmente a quien no tiene la capacidad, o el órgano, para ello. Cf. Schelling. F. W. J.: Philosophische Briefe über Dogmatismus und Kriticismus. En Sämtliche Werke (=SW), ed. por K. F. A. Schelling. Stuttgart, 1856-1861, vol. I /1.316 y sigs. Hay de. bilingüe al cast. De Edgar Maraguat: Cartas filosóficas sobre dogmatismo y criticismo, Madrid, Abada, 2009; también cf. System des trasscendentalen ldealismus, en SW I/3.369: trad al cast. de Jacinto Rivera de Rosales en Schelling. F. W. J.: Sistema del idealismo trascendental, Anthropos. Barcelona, 1988. p. 177; asimismo Fernere Darstellungen aus dem System der Philosophie, SW I/4.361; Vorlesungen über die Methode des academischen Studium. SW I/5.256, 266.
Conversations in Washington
[15] [15]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition When it comes to content, at times the other side certainly makes it easy for itself to have a vast breadth of such content at its disposal. It pulls quite a lot of material into its own domain, which is to be sure what is already familiar and well-ordered, and by principally trafficking in rare items and curiosities, it manages to put on the appearance of being in full possession of what knowing had already finished with but which at the same time had not yet been brought to order. It thereby seems to have subjected everything to the absolute Idea,3absoluten Idee, and in turn, the absolute Idea itself therefore both seems to be recognized4erkannt in everything and to have matured into a wide-ranging science. However, if the way it spreads itself out is examined more closely, it turns out not to have come about as a result of one and the same thing giving itself diverse shapes but rather as a result of the shapeless repetition of one and the same thing which is only externally applied to diverse material and which contains only the tedious semblance of diversity. The Idea, which is true enough for itself, in fact remains ensnared in its origin as long as its development consists in nothing but the repetition of the same old formula. Having the knowing subject apply the one unmoved form to whatever just happens to be present and then externally dipping the material into this motionless element contributes as much to fulfilling what is demanded as does a collection of purely arbitrary impressions about the content. Rather, when what is demanded is for the shapes to originate their richness and determine their differences from out of themselves, this other view instead consists in only a monochrome formalism which only arrives at the differences in its material because the material itself has already been prepared for it and is something well known.
Conversaciones en el Atrium
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