Gespräche in der Dämmerung 00793
Parte de:
C. (DD.) El saber absoluto [C. (DD.) Das absolute Wissen] / VIII: El saber absoluto [VIII. Das absolute Wessen]
[1.4. Unidad de los momentos que hemos señalado en el deshacerse la objetualidad en self]
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Gespräche in Jena
[793] Dies sind die Momente, aus denen sich die Versöhnung des Geistes mit seinem eigentlichen Bewußtsein zusammensetzt; sie für sich sind einzeln, und ihre geistige Einheit allein ist es, welche die Kraft dieser Versöhnung ausmacht. Das letzte dieser Momente ist aber notwendig diese Einheit selbst und verbindet, wie erhellt, sie in der Tat alle in sich. Der seiner selbst in seinem Dasein gewisse Geist hat zum Elemente des Daseins nichts anderes als dies Wissen von sich; das Aussprechen, daß, was er tut, er nach Überzeugung von der Pflicht tut, diese seine Sprache ist das Gelten seines Handelns. – Das Handeln ist das erste ansichseiende Trennen der Einfachheit des Begriffs und die Rückkehr aus dieser Trennung. Diese erste Bewegung schlägt in die zweite um, indem das Element des Anerkennens sich als einfaches Wissen von der Pflicht gegen den Unterschied und die Entzweiung setzt, die im Handeln als solchem liegt und auf diese Weise eine eiserne Wirklichkeit gegen das Handeln bildet. In der Verzeihung sahen wir aber, wie diese Härte von sich selbst abläßt und sich entäußert. Die Wirklichkeit [578] hat also hier für das Selbstbewußtsein sowohl als unmittelbares Dasein keine andere Bedeutung, als das reine Wissen zu sein; – ebenso als bestimmtes Dasein oder als Verhältnis ist das sich Gegenüberstehende ein Wissen teils von diesem rein einzelnen Selbst, teils von dem Wissen als allgemeinem. Hierin ist zugleich dies gesetzt, daß das dritte Moment, die Allgemeinheit oder das Wesen jedem der beiden Gegenüberstehenden nur als Wissen gilt; und den leeren noch übrigen Gegensatz heben sie endlich ebenso auf und sind das Wissen des Ich = Ich; dieses einzelne Selbst, das unmittelbar reines Wissen oder allgemeines ist.
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[1.4. Unidad de los momentos que hemos señalado en el deshacerse la objetualidad en self]
[793]1Epígrafe: 1.4. Unidad de los momentos que hemos señalado en el deshacerse la objetualidad en self. Éstos son los momentos de los que se compone la reconciliación del espíritu con su conciencia propiamente dicha [es decir, con lo que propiamente es su objeto]; estos momentos son de por sí momentos sueltos, particulares [einzelne], y, por tanto, sólo podrá ser su unidad espiritual lo que constituye la fuerza de esta reconciliación. Pues bien, el último de estos momentos [cap. VI, C, c] es necesariamente esa unidad misma, y está claro que efectivamente conecta en sí a todos ellos [los agavilla y articula a todos]. El espíritu seguro de sí mismo en su existencia [cap. VI, C, c], no tiene como elemento de esa existencia otra cosa que este saber de sí; el declarar y decir que aquello que él hace, lo hace conforme a la [profunda] convicción que él tiene de lo que es su deber, este su lenguaje es [o constituye] la validez de su acción [es decir, el ser válida su acción]. — La acción [el actuar] es la primera separación en sí [el actuar es en sí tal separación] introducida en la simplicidad del concepto, y el retorno desde esa separación X12X.2Vide infra Algunas aclaraciones X12X. Ese primer movimiento [el de separación] se trueca en el segundo [el de retorno] en cuanto [primero] el elemento del reconocimiento [es decir, el elemento donde había de producirse o habrá de producirse el reconocimiento] se pone a sí mismo [en lugar de proceder al reconocimiento] como saber simple [o simple saber] del deber frente a la diferencia y escisión [o disociación] que comporta la acción como tal, constituyéndose de esta forma en una férrea realidad contra la acción [«alma bella», cap. VI, C, c]. Pese a lo cual, en el perdón [cap. VI, C, c] vimos cómo esta dureza hace dejación de sí misma [desiste de sí], y se enajena. La realidad no tiene, pues, aquí [finalmente] para la autoconciencia, tanto si consideramos ésta como existencia inmediata, como si la consideramos como existencia determinada, otro significado que el de ser el saber puro [o el de ser saber puro]; también, digo, si la consideramos como existencia determinada [como ser para otro], esto es, si la consideramos como relación, pues aquel que se me enfrenta es un saber (en parte) acerca de este self puramente individual [que es él], y (en parte) acerca del saber como universal, [y viceversa por mi parte]. Y con ello viene a la vez puesto [y ello implica a la vez] lo siguiente: que este tercer momento, es decir, la universalidad o la esencia [Wesen] no puede ser considerada sino como saber por cada uno de los dos que se enfrentaban X13X;3Vide infra Algunas aclaraciones X13X. y asimismo la vacía contraposición que aún resta, la suprimen y superan a la vez ambas [la superan las dos conciencias que se enfrentan], y son el saber del yo = yo X14X;4Obsérvese que entonces esta igualdad significa que yo soy idéntico a lo ya absolutamente irreductible a mí, que no es sino yo, sin lo cual no hay yo. es decir, son este self individual, que inmediatamente es saber puro, o inmediatamente es un universal.
Algunas aclaraciones
X12X
Un primer sentido, quizá el más elemental, de lo que el autor acaba de decir, puede ser éste: «La acción es un proyectar y un poner por obra que no se queda en proyecto; por tanto, es separación, cuyo resultado es aquello que se proyectó; y precisamente por eso, es retorno desde esa separación y es conformidad consigo. Pero en lo que sigue no se trata sólo de este sentido elemental, sino de otro más complejo».
X13X
O como también podemos decir buscando equivalencias entre los caps. I, II, III y el cap. VI, C, c: «[…] si el primer momento, el momento de existencia inmediata o certeza sensible resulta ser puro saber y el segundo momento, el de existencia determinada o percepción, resulta ser puro saber, obviamente el tercer momento, el de esencia o entendimiento resultará ser asimismo puro saber».
X14X
Obsérvese que entonces esta igualdad significa que yo soy idéntico a lo ya absolutamente irreductible a mí, que no es sino yo, sin lo cual no hay yo.
Conversaciones en Madrid
[793] Éstos son los momentos de los que se compone la reconciliación del espíritu con su conciencia propiamente dicha; ellos, para sí, son singulares, y sólo su unidad espiritual es lo que constituye la fuerza de esta reconciliación. Mas el último de estos momentos es, necesariamente, esta unidad misma, que de hecho, como es evidente, los enlaza a todos dentro de sí. El espíritu cierto de sí en su existencia no tenía por elemento de la existencia otra cosa que este saber acerca de sí; enunciar que lo que él hace lo hace según la convicción del deber: este lenguaje suyo era la validez de su obrar. — El obrar era el primer separar que-es-en-sí de la simplicidad del concepto, y era el regreso desde esta separación. Este primer movimiento se tornaba en el segundo al ponerse el elemento del reconocer como saber simple del deber frente frente a la diferencia y la escisión que hoy hay en el obrar como tal, y de este modo formaba una efectividad férrea frente al obrar. Veíamos, empero, cómo el perdón de esta dureza cedía, y se despojaba. La realidad efectiva, entonces, no tenía allí para la autoconciencia, así como para la existencia inmediata, otro significado que el de ser el saber puro; — asimismo, en cuanto existencia determinada, o en cuanto relación,lo que se enfrentaba a sí era un saber, por una parte, de este sí-mismo puramente singular, por otra parte, del saber en cuanto universal. A la vez, aquí estaba puesto esto: que el tercer momento, la universalidad o la esencia, vale, a ojos de los dos polos enfrentados, sólo como saber; y la oposición vacía que todavía resta la cancelan finalmente también, y son el saber de yo = yo; este sí-mismo singular que es, inmediatamente, saber puro, o universal.
Conversations in Washington
[793] [793]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition These are the moments out of which the reconciliation of spirit with its own genuine consciousness composes itself. For themselves, those moments are singular, and it is their spiritual unity alone which constitutes the force of this reconciliation. However, the last of these moments is necessarily this unity itself, and, as it has become clear, it in fact combines them all into itself. Spirit certain of itself in its existence has as the element of its existence nothing but this knowing of itself: Nothing but its expression that what it does, it does out of the conviction of duty, and that this, its language, is what makes its acting count as valid. – Acting is both the first division existing-in-itself of the simplicity of the concept and the return from out of this division. This first movement rolls over into the second, while the element of recognition posits itself as simple knowing of duty in contrast to the difference and the estrangement which lie in action as such, and, in this manner, it forms an ironclad actuality confronting action. However, in forgiveness we saw how this hardness itself drains itself and then relinquishes itself. For self-consciousness, actuality as well as immediate existence therefore have here no other meaning than that they are pure knowing: – as determinate existence, or as a relation, is that which is standing over against itself partly a knowing of this purely singular self and partly a knowing of knowing as universal. At the same time, it is therein posited that the third moment, universality, or the essence, counts only as knowing for each of the two which are confronting the other. They finally sublate the empty opposition which still remains, and they are the knowing of the “I = I”: this singular individual self which is immediately pure knowing, or is the universal.
Conversaciones en el Atrium
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