Gespräche in der Dämmerung 00786
Parte de:
C. (CC.) La religión [C. (CC.) Die Religion] / Cap. VII: La religión [VII. Die Religion] / C. La religión revelada [C. Die offenbare Religion]
[Que lo que la conciencia religiosa, como conciencia del Ser absoluto, tiene ahora delante es lo que devino al final del capítulo VI; el último no saber de la conciencia religiosa]
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Gespräche in Jena
[786] So ist also der Geist sich selbst wissender Geist; er weiß sich, das, was ihm Gegenstand ist, ist, oder seine Vorstellung ist der wahre absolute Inhalt, er drückt, wie wir sahen, den Geist selbst aus. Er ist zugleich nicht nur Inhalt des Selbstbewußtseins und nicht nur für es Gegenstand, sondern er ist auch wirklicher Geist. Er ist dies, indem er die drei Elemente seiner Natur durchläuft; diese Bewegung durch sich selbst hindurchmacht seine Wirklichkeit aus; – was sich bewegt, ist er, er ist das Subjekt der Bewegung, und er ist ebenso das Bewegen selbst oder die Substanz, durch welche das Subjekt hindurchgeht. Wie uns der Begriff des Geistes geworden war, als wir in die Religion eintraten, nämlich als die Bewegung des seiner selbst gewissen Geistes, der dem Bösen verzeiht und darin zugleich von seiner eigenen Einfachheit und harten Unwandelbarkeit abläßt, oder die Bewegung, daß das absolut Entgegengesetzte sich als dasselbe erkennt und dies Erkennen als das Ja zwischen diesen Extremen hervorbricht, – diesen Begriff schaut das religiöse Bewußtsein, dem das absolute Wesen offenbar [ist], an und hebt die Unterscheidung seines Selbsts von seinem Angeschauten auf, – ist, wie [572] es das Subjekt ist, so auch die Substanz und ist also selbst der Geist, eben weil und insofern es diese Bewegung ist.
Conversaciones en Valencia
[Que lo que la conciencia religiosa, como conciencia del Ser absoluto, tiene ahora delante es lo que devino al final del capítulo VI; el último no saber de la conciencia religiosa]
[786]1Epígrafe: Que lo que la conciencia religiosa, como conciencia del Ser absoluto, tiene ahora delante es lo que devino al final del capítulo VI; el último no saber de la conciencia religiosa. Y así, el espíritu es espíritu que se sabe a sí mismo; el espíritu se sabe, es decir, aquello que para él es objeto (o lo que es lo mismo: su representación, aquello que él se representa) es el contenido verdadero absoluto; ese contenido expresa, como vimos, al espíritu mismo. Ese contenido es a la vez no solamente contenido de la autoconciencia, y no solamente objeto para ella, sino que es también espíritu real [se ha convertido en ella, ella es eso]. Y lo es [es espíritu real] en cuanto recorre los tres elementos de su naturaleza [o recorriendo los tres elementos de su naturaleza, Dios-Padre, Dios-Hijo que se hace existente, que muere superando la inmediatez de la existencia, y resucita y envía su Espíritu, y Espíritu en que se supera la abstracción inicial del Padre]; este movimiento a través de sí mismo es lo que constituye su realidad [la realidad del espíritu]; lo que se mueve es él, él es el sujeto del movimiento, y él es el moverse mismo, o es la sustancia a través de la cual el sujeto pasa o transita [en el cual pasar o transitar consiste el moverse que el sujeto es]. Tal como el concepto de espíritu nos había devenido a nosotros [nos resultó a nosotros], cuando hicimos el tránsito a la religión [cuando pasamos al capítulo de la religión], a saber: como el movimiento del espíritu seguro de sí mismo, que perdona al malo y que a la vez hace dejación de su propia simplicidad y de su dura inamovilidad, o lo que es lo mismo: como el movimiento que consiste en que (o como el movimiento por el que) lo absolutamente contrapuesto se reconocía como lo mismo y este reconocerse suscitaba el sí entre ambos extremos [cap. VI, C, c] este concepto de espíritu, digo, es el que mira [o está viendo] la conciencia religiosa a la que el Ser absoluto se le ha revelado [o a la que el Ser absoluto se vuelve manifiesto] X197X;2Vide infra Algunas aclaraciones X197X. y [la conciencia religiosa] suprime y supera la distinción entre su self y aquello que mira [aquello que tiene delante, aquello que es objeto de su ver e intuir], e igual que ella es el sujeto [es su self] resulta que también es la sustancia [también es ella aquello que ella mira]; y es ella misma, por tanto, el espíritu precisamente porque, y en la medida en que, ella es ese movimiento.
Algunas aclaraciones
X197X = Esa conciencia religiosa consiste en tener delante aquello precisamente en su carácter absoluto. No es que esa conciencia venga después, sino que, a lo que allí vimos, vimos también cómo le pertenecía el tenerse presente en su carácter absoluto. Se trataba, por tanto, también allí de la conciencia religiosa que estamos analizando aquí. No olvide el lector que por Gewissen Hegel entendió siempre aquella mentalidad en que de hecho coinciden protestantismo, principios de la organización política moderna, y principios de la filosofía moderna: me remito una vez más al parágrafo 552 de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas.
Conversaciones en Madrid
[786] Así, pues, el espíritu es espíritu que se sabe a sí mismo; él se sabe a sí, aquello que a él le es objeto es, o sea, su representación es el contenido absoluto verdadero; el cual, como veíamos, expresa al espíritu mismo. Es, a la vez, no sólo contenido de la autoconciencia, y no sólo objeto para ella, sino que es, además, espíritu efectivamente real. Lo es en tanto que recorre los tres elementos de su naturaleza; este movimiento a través de sí mismo entero es lo que constituye su realidad efectiva; — lo que se mueve es él, él es el sujeto del movimiento y es también el mover mismo, o bien, la substancia a través de la cual pasa el sujeto. Así como el concepto de espíritu nos había advenido cuando entramos en la religión, a saber, en cuanto el movimiento del espíritu cierto de sí mismo que perdona al mal y, con ello, se desase de su propia simplicidad de y su dura inmutabilidad, o bien, en cuanto el movimiento por el que lo absolutamente contrapuesto se reconoce corno lo mismo y este reconocer brota como el Sí entre estos dos extremos: del mismo modo, este concepto lo contempla la conciencia religiosa a la que la esencia absoluta le es manifiesta, y esa conciencia cancela y asume la diferenciación de su sí-mismo respecto a lo contemplado por ella, y así como es el sujeto, también es la substancia, y es, entonces, ella misma el espíritu precisamente porque es este movimiento, y en la medida en que lo es.
Conversations in Washington
[786] [786]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition In this way spirit is therefore spirit knowing itself. It knows itself, and what is, to itself, an object, or its representation, is the true absolute content. As we saw, the content expresses spirit itself. It is at the same time not only the content of self-consciousness and not only an object for self-consciousness; it is, rather, also actual spirit. It is this because it runs through the three elements of its nature, and this movement in and through itself constitutes its actuality. – What moves itself is spirit; it is the subject of the movement, and it is likewise the moving, or the substance through which the subject passes. Just as to ourselves the concept of spirit came to be when we entered into religion, namely, as the movement of spirit certain of itself which forgives evil and therein lets go of its own simplicity and rigid unchangeableness, or the movement in which the absolute opposites cognize themselves to be the same, and this cognition bursts forth as the Yes between these extremes – so too the religious consciousness to which the absolute essence is revealed intuits this latter concept, and it sublates the difference between its own self and what it intuits. As it is subject, so too is it substance, and thus is itself spirit just because and to the extent that it is this movement.
Conversaciones en el Atrium
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