Gespräche in der Dämmerung 00777
Parte de:
C. (CC.) La religión [C. (CC.) Die Religion] / Cap. VII: La religión [VII. Die Religion] / C. La religión revelada [C. Die offenbare Religion]
[El bien y el mal, la gracia y la ira]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[777] Das Gute und das Böse waren die bestimmten Unterschiede des Gedankens, die sich ergaben. Indem ihr Gegensatz sich noch nicht aufgelöst [hat] und sie als Wesen des Gedankens vorgestellt werden, deren jedes für sich selbständig ist, so ist der Mensch das wesenlose Selbst und der synthetische Boden ihres Daseins und Kampfs. Aber diese allgemeinen Mächte gehören ebensosehr dem Selbst an, oder das Selbst ist ihre Wirklichkeit. Nach diesem Momente geschieht es also, daß, wie das Böse nichts anderes ist als das Insichgehen des natürlichen Daseins des Geistes, umgekehrt das Gute in die Wirklichkeit tritt und als ein daseiendes Selbstbewußtsein erscheint. – Was im rein gedachten Geiste als das Anderswerden des göttlichen Wesens überhaupt nur angedeutet ist, tritt hier seiner Realisierung für das Vorstellen näher; sie besteht ihm in der Selbsterniedrigung des göttlichen Wesens, das auf seine Abstraktion und Unwirklichkeit Verzicht tut. – Die andere Seite, das Böse, nimmt das Vorstellen als ein dem göttlichen Wesen fremdes Geschehen; es in demselben selbst, als seinen Zorn zu fassen, ist die höchste, härteste Anstrengung des mit sich selbst ringenden Vorstellens, die, da sie des Begriffs entbehrt, fruchtlos bleibt.
Conversaciones en Valencia
[El bien y el mal, la gracia y la ira]
[777]1Epígrafe: El bien y el mal, la gracia y la ira. El bien y el mal fueron las diferencias determinadas de pensamiento [Gedanke], que se obtuvieron, o también las diferencias determinadas que se han obtenido en el pensamiento [véanse también cap. V, C, a, y cap. VI, B, I]. En cuanto su contraposición todavía no se ha disuelto [o mientras esa su contraposición todavía no esté disuelta], y sean representados como seres de pensamiento [Wesen des Gedankens], cada uno de los cuales es autónomo de por sí, resulta o resultaría que el hombre es el self carente de esencia [vacío de esencia, sin esencia él] y [que el hombre es] sólo el suelo sintético de la existencia del bien y del mal y [el suelo sintético] de la lucha del bien y del mal [que prestarían esencialidad o Wesenheit a ese suelo]. Pero no, esos poderes universales [el bien y el mal] pertenecen también al self mismo, o el self es su realidad [es decir, la realidad de ellos]. Conforme a este momento sucede, pues, que así como el mal no es otra cosa que el Insichgehen [el volver en sí, el entrar en sí; el meterse en sí, el recogerse en sí] de la existencia natural del espíritu, resulta que, al contrario de lo que sucede con el mal, el bien entra [frescamente] en la realidad [en vez de meterse y recogerse y encogerse en sí, y centrarse así en sí, que es lo que define al mal], y aparece como una autoconciencia existente, es decir, como una autoconciencia que aparece ahí [es decir, como lo contrario del entrar-en-sí, del recogerse en sí, del centrarse en sí, del Insichgehen, que caracteriza al mal]. — Y así, lo que en el espíritu puramente pensado quedaba sólo apuntado [es decir, no hacía más que quedar indicado] como un devenir-otra la esencia divina, aparece aquí [en la representación del bien] de modo más próximo a su obtención de realidad [es decir, aquello que allí sólo quedaba apuntado, aparece aquí más cerca de su propio cobrar realidad], aunque ello sea sólo para la representación; pues esa realización consiste para el representar [es decir, para la representación] en la autohumillación o autorrebajamiento del ser divino [o autohumillación de la esencia divina] que hace renuncia a su abstracción e irrealidad. — El otro lado, el mal, la representación se lo toma como un acontecer extraño a la esencia divina; el entenderlo asimismo a su vez como su ira, es decir, como la ira divina, es el esfuerzo supremo y el esfuerzo más duro que la representación hace en una pelea consigo misma que, al carecer de concepto, permanece sin resultados X165X.2El autor se está refiriendo a Aurora de Jakob Böhme, y naturalmente se está refiriendo también a través de Böhme a la Epístola a los Efesios de San Pablo (cap. 2, 3). No estaría de más releer en el marco del presente contexto la interpretación del conflicto civil hispano que se contiene en el libro Hijos de la ira de Dámaso Alonso, entendiéndola como reverso de lo que Hegel dice sobre la conciliación y la reconciliación en el cap. VI, C, c.
Algunas aclaraciones
X165X = El autor se está refiriendo a Aurora de Jakob Böhme, y naturalmente se está refiriendo también a través de Böhme a la Epístola a los Efesios de San Pablo (cap. 2, 3). No estaría de más releer en el marco del presente contexto la interpretación del conflicto civil hispano que se contiene en el libro Hijos de la ira de Dámaso Alonso, entendiéndola como reverso de lo que Hegel dice sobre la conciliación y la reconciliación en el cap. VI, C, c.
Conversaciones en Madrid
[777] El bien y el mal eran las diferencias determinadas del pensamiento que habían resultado. En tanto que su oposición no se ha disuelto todavía, y ellos son representados como esencias del pensamiento, cada una de ellas autónoma para sí, el hombre es el sí-mismo sin esencia y el suelo sintético de su existencia y de su lucha. Pero estos poderes universales pertenecen igualmente al sí-mismo, o dicho de otro modo, el sí-mismo es su realidad efectiva. Conforme a este momento, lo que acontece es que, igual que el mal no es otra cosa que el ir-dentro-de-sí de la existencia natural del espíritu, a la inversa, el bien accede a la realidad efectiva y aparece como una autoconciencia existente. — Lo que dentro del espíritu puramente pensado sólo está indicado como el llegar a ser-otro de la esencia divina como tal, aquí se aproxima a su realización para el representar; ésta consiste, a sus ojos, en la autohumillación de la esencia divina, que hace renuncia de su abstracción y de su inefectividad. — Al otro lado, al mal X*X,3Vide infra Algunas aclaraciones X*X. el representar lo toma como un acontecer extraño a la esencia divina; comprender que esté en ella misma, como su cólera, es el más alto y más duro esfuerzo que hace el representar en lucha consigo mismo, esfuerzo que, por carecer de concepto, se queda sin fruto.
Algunas aclaraciones
X*X = De nuevo, Hegel discute conceptos de Jakob Böhme. Cf. Aurora, 19, 117: «Pero ahora las tinieblas están separadas de la luz / y permanecen en el nacimiento extremo: dentro de ellas descansa la cólera hasta el día del juicio: entonces se encenderá la cólera / y las tinieblas serán la casa de la corrupción eterna: allí tendrán eterna morada el señor Lucifer y todos los hombres sin dios / que han cosechado en los predios de la cólera». También cf. Romanos 1,18. Poco más adelante, en la misma página, Hegel también hablará de la «cólera». Ésta es también una referencia a Böhme: para el teósofo la cólera (Zorn) constituye la pasión devoradora de Dios, opuesta al propio amor divino, pero parte misma de la divinidad. Cf. De Tribus Principiis, cap. I, 8., también cf. De Tribus Principiis, cap. IV, 32.
Conversations in Washington
[777] [777]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition Good and evil turned out to be determinate differences of thought. While their opposition has not yet been dissolved, and while they are represented as the essence of thought, each of which is self-sufficient for itself, so is man the self with no essence and is the synthetic basis of their existence and struggle. However, these universal powers belong just as much to the self, or the self is their actuality. According to these moments, it therefore happens that just as evil is nothing but the inward-turn of the natural existence of spirit, so conversely the good enters into actuality and appears as an existing self-consciousness. – What in the purely conceived5gedachten spirit is only intimated as the coming-to-be-the-other of the divine essence here comes closer to its realization for representational thinking. To representational thinking, the coming-to-be-the-other of the divine essence consists in the divine essence humbling itself and renouncing its abstraction and non-actuality. – The other aspect, that of evil, is taken by representational thinking to be an event alien to the divine essence. To grasp evil in the divine essence itself as the divine essence’s wrath is the supreme and most severe effort of which representational thinking, wrestling with itself, is capable; an effort which, since it lacks the concept, remains a fruitless struggle.
Conversaciones en el Atrium
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