What is Political Philosophy? III 016

Parte de:

¿Qué es la Filosofía Política? / III. Las soluciones Modernas

 

Por Leōnardus Strūthiō

Leōnardī Strūthiī verba

John Locke

Hobbes’s teaching was still much too bold to be acceptable. It, too, was in need of mitigation. The mitigation was the work of Locke. Locke took over the fundamental scheme of Hobbes and changed it only in one point. He realized that what man primarily needs for his self-preservation is less a gun than food, or more generally, property. Thus the desire for self-preservation turns into the desire for property, for acquisition, and the right to self-preservation becomes the right to unlimited acquisition. The practical consequences of this small change are enormous. Locke’s political teaching is the prosaic version of what in Hobbes still had a certain poetic quality. It is, precisely on Hobbes’s premises, more reasonable than Hobbes’s own political teaching. With a view to the resounding success of Locke, as contrasted with the apparent failure of Hobbes, especially in the Anglo-Saxon world, we can say that Machiavelli’s discovery or invention of the need for an immoral or amoral substitute for morality, became victorious through Locke’s discovery or invention that that substitute is acquisitiveness. Here we have an utterly selfish passion whose satisfaction does not require the spilling of any blood and whose effect is the improvement of the lot of all. In other words, the solution of the political problem by economic means is the most elegant solution, once one accepts Machiavelli’s premise: economism is Machiavellianism come of age. No one understood this more profoundly than Montesquieu. His Esprit des Lois reads as if it were nothing but the document of an incessant fight, an unresolved conflict, between two social or political ideals: the Roman republic, whose principle is virtue, and England, whose principle is political liberty. But in fact Montesquieu decides eventually in favor of England. The superiority of England is based in his view on the fact that the English had found a substitute for stern, republican, Roman virtue; that substitute is trade and finance. The ancient republics based on virtue, needed pure manners; the modern system which replaces virtue by trade, is productive of gentle manners, of humanité. In Montesquieu’s work we observe a last resurgence of the poetry underlying modern prose. There are only two books of the Esprit des Lois which are prefaced with poems: the book dealing with population is prefaced with Lucretius’ verses in praise of Venus; the first book dealing with commerce is prefaced with a prose poem which is the work of Montesquieu himself.

Montesquieu (Charles Louis de Secondat)

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Hispānice

El Padre del Liberalismo: John Locke

La teoría de Hobbes era demasiado atrevida para ser aceptable. Esta, también, requería una cierta atenuación. Esta atenuación fue obra de Locke. Locke retomó el esquema fundamental de Hobbes y lo modificó tan sólo en un punto. Se da cuenta de lo que el hombre fundamentalmente necesita para su propia conservación no es tanto un arma como comida, o, generalizando, la propiedad. De esta manera, el instinto de conservación se torna en un deseo de propiedades de adquisición—, y el derecho de auto conservación se convierte en derecho a la adquisición ilimitada. Las consecuencias prácticas de este pequeño cambio son enormes. La doctrina política de Locke es la versión prosaica de lo que en Hobbes aún tenía cierta calidad poética. Pero, dentro de las propias premisas de la doctrina política de Hobbes, la versión de Locke resulta más razonable. A la vista del éxito arrollador de Locke, que contrasta con con el aparente fracaso de Hobbes especialmente en el mundo anglosajón , estamos en posición de afirmar que el descubrimiento o invenciónde Maquiavelo de la necesidad de un sustituto inmoral o amoral de la moralidad proclama su victoria a través del descubrimiento o invenciónde Locke: la constatación de que dicho substituto es la codicia el deseo de adquisición. Aquí tenemos una pasión absolutamente egoísta cuya satisfacción no exige el derramamiento de una sola gota de sangre y cuya efecto es la mejora de la suerte de todos. En otras palabras, la solución del problema político a través de cauces económicos es la más elegante, una vez que se acepta la premisa de Maquiavelo. El economismo es, pues, el maquiavelismo alcanzando su mayoría de edad. Nadie comprendió esto de manera tan profunda como Montesquieu. Su De l’Esprit des Lois (Del Espíritu de las Leyes) puede ser leído simplemente como el testimonio de una lucha incesante, un conflicto irresoluto, entre dos ideales sociales o políticos: la República romana, cuyo principio es la virtud, e Inglaterra, cuyo principio es la libertad política. Sin embargo, en realidad, Montesquieu finalmente se inclina por Inglaterra. Según su punto de vista, la superioridad de Inglaterra esta basada en el hecho de la sociedad inglesa ha encontrado un sustituto a la severa virtud romana republicana; dicho sucedáneo es el comercio y las finanzas. Las repúblicas antiguas basadas en la virtud, requerían modales estrictos y puros; el sistema moderno, que reemplaza la virtud por el comerció, es generador de los delicados modales de la humanité. En la obra de Montesquieu observamos un último destello de la poesía que subyace a la prosa moderna. Sólo hay dos libros del De l’Esprit des Lois que presentan poemas como epígrafes: el libro que trata de la población está precedido por versos de Lucrecio en alabanza de Venus; el primer libro que trata del comercio está precedido por una prosa poética que es obra del propio Montesquieu.

Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu

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