What is Political Philosophy? I 025

Parte de:

¿Qué es la Filosofía Política? / I. El problema de la Filosofía Política

 

Por Leōnardus Strūthiō

Leōnardī Strūthiī verba

(4) Positivism necessarily transforms itself into historicism. By virtue of its orientation by the model of natural science, social science is in danger of mistaking peculiarities of, say, mid-twentieth century United States, or more generally of modern western society, for the essential character of human society. To avoid this danger, it is compelled to engage in “cross-cultural research,” in the study of other cultures, both present and past. But in making this effort, it misses the meaning of those other cultures, because it interprets them through a conceptual scheme which originates in modern western society, which reflects that particular society, and which fits at best only that particular society. To avoid this danger, social science must attempt to understand those cultures as they understand or understood themselves: the understanding primarily required of the social scientist is historical understanding. Historical understanding becomes the basis of a truly empirical science of society. But if one considers the infinity of the task of historical understanding, one begins to wonder whether historical understanding does not take the place of the scientific study of society. Furthermore, social science is said to be a body of true propositions about social phenomena. The propositions are answers to questions. What valid answers, objectively valid answers, are, may be determined by the rules or principles of logic. But the questions depend on one’s direction of interest, and hence on one’s values, i.e., on subjective principles. Now it is the direction of interests, and not logic, which supplies the fundamental concepts. It is therefore not possible to divorce from each other the subjective and objective elements of social science: the objective answers receive their meaning from the subjective questions. If one does not relapse into the decayed Platonism which is underlying the notion of timeless values, one must conceive of the values embodied in a given social science as dependent on the society to which the social science in question belongs, i.e., on history. Not only is social science superseded by historical studies; social science itself proves to be “historical.” Reflection on social science as a historical phenomenon leads to the relativization of social science and ultimately of modern science generally. As a consequence, modern science comes to be viewed as one historically relative way of understanding things which is not in principle superior to alternative ways of understanding.

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Hispānice

(4) El positivismo se transforma necesariamente en historicismo. En virtud de su adhesión al modelo de la ciencia natural, la ciencia social se encuentra en peligro hacer pasar las peculiaridades de, digamos, los Estados Unidos de mediados del siglo veinte, o más aún, de la sociedad occidental moderna, por características esenciales de la sociedad humana. Para evitar este peligro, la ciencia social se ve impelida a ocuparse a la «investigación transcultural»,1“Cross-cultural research”, entrecomillado en el original. al estudio de otras culturas, tanto del presente como del pasado. Pero al realizar este esfuerzo, pasa por alto lo que esas otras culturas significan, porque las interpreta a través de un esquema conceptual que se origina en la sociedad occidental moderna, que refleja esa sociedad en particular y que, en el mejor de los casos, sólo se ajusta a esa sociedad occidental moderna. Para salir, entonces, de este atolladero, la ciencia social debe intentar entender esas culturas tal como ellas se entienden o se entendían a sí mismas: el entendimiento principalmente exigido al científico social es el entendimiento histórico. De este modo, el entendimiento histórico se convierte en la base de una ciencia verdaderamente empírica de la sociedad. Pero, al considerar la magnitud incalculable del esfuerzo requerido por el entendimiento histórico, nos es lícito preguntar si el entendimiento histórico no estará sustituyendo al estudio científico de la sociedad. Además, se supone que la ciencia social es un cuerpo de proposiciones verdaderas sobre los fenómenos sociales. Las proposiciones son respuestas a preguntas. Lo que sean las respuestas válidas objetivamente válidaspuede determinarse por las reglas o principios de la lógica. Pero las cuestiones planteadas dependen de la dirección de los intereses de cada uno y, por lo tanto, de los valores de cada investigador, es decir, de sus principios subjetivos. De ahí que sea la dirección de los intereses, y no la lógica, la que proporciona los conceptos fundamentales. Por tanto, no es posible separar entre sí los elementos subjetivos y objetivos de la ciencia social: las respuestas objetivas cobran sentido gracias a unas preguntas que son subjetivas. A no ser que reincidamos en el platonismo decrépito subyacente a la noción de valores atemporales, debemos concebir los valores encarnados en una determinada ciencia social como dependientes de la sociedad a la que pertenece la ciencia social en cuestión, es decir, de la historia. No se trata tan solo que la ciencia social sea sustituida por los estudios históricos; en realidad, queda al descubierto que la ciencia social en sí misma es «histórica». La consideración de la ciencia social como fenómeno histórico conduce a su relativización y, en último término, a la relativización de la ciencia moderna en general. Como consecuencia, la ciencia moderna viene a ser considerada como una forma, entre muchas otras aparecidas en en la historia, de entender el mundo. Una forma que no es, en principio, mejor que cualquier otra.

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