What is Political Philosophy? I 013
Parte de:
¿Qué es la Filosofía Política? / I. El problema de la Filosofía Política
Por Leōnardus Strūthiō
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Leōnardī Strūthiōnis verba
The character of political knowledge and of the demands made on it has been profoundly affected by a fairly recent change in the character of society. In former epochs, intelligent men could acquire the political knowledge, the political understanding they needed, by listening to wise old men or, which is the same thing, by reading good historians, as well as by looking around and by devoting themselves to public affairs. These ways of acquiring political knowledge are no longer sufficient because we live in “dynamic mass societies,” i.e., in societies which are characterized by both immense complexity and rapid change. Political knowledge is more difficult to come by and it becomes obsolete more rapidly than in former times. Under these conditions it becomes necessary that a number of men should devote themselves entirely to the task of collecting and digesting knowledge of political things. It is this activity which today is frequently called political science. It does not emerge if it has not been realized among other things that even such political matters as have no bearing on the situation of the day deserve to be studied, and that their study must be carried on with the greatest possible care: a specific care which is designed to counteract the specific fallacies to which our judgment on political things is exposed. Furthermore, the men we speak of invest much toil in giving political knowledge the form of teachings which can be transmitted in classrooms. Moreover, while even the most unscrupulous politician must constantly try to replace in his own mind political opinion by political knowledge in order to be successful, the scholarly student of political things will go beyond this by trying to state the results of his investigations in public without any concealment and without any partisanship: he will act the part of the enlightened and patriotic citizen who as no axe of his own to grind. Or, differently expressed, the scholarly quest for political knowledge is essentially animated by a moral impulse, the love of truth. But however one may conceive of the difference between the scholarly and the non-scholarly quest for political knowledge, and however important these differences may be, the scholarly and the non-scholarly quest for political knowledge are identical in the decisive respect: their centre of reference is the given political situation, and even in most cases the given political situation in the individual’s own country. It is true that a botanist in Israel pays special attention to the flora of Israel, whereas the botanist in Canada pays special attention to the flora of Canada. But this difference, which is not more than the outcome of a convenient and even indispensable division of labour, has an entirely different character than the only apparently similar difference between the preoccupation of the Israeli political scientist and the Canadian political scientist. It is only when the Here and Now ceases to be the centre of reference that a philosophic or scientific approach to politics can emerge.
Hispānice
El carácter del conocimiento político y las exigencias que le son impuestas se han visto profundamente afectadas por un cambio relativamente reciente en el modo de ser de la sociedad. En épocas pasadas, los hombres inteligentes podían adquirir conocimientos políticos —la comprensión política que necesitaban— escuchando a hombres mayores prudentes o, lo que es lo mismo, leyendo a buenos historiadores con tanta facilidad como estudiando su situación y dedicándose ellos mismos a los asuntos políticos. Este modo de adquirir conocimientos políticos ya no es suficiente, porque ahora vivimos en «sociedades dinámicas de masas», en sociedades que se caracterizan, al mismo tiempo, por una inmensa complejidad y por un cambio vertiginoso. El conocimiento político es hoy más difícil de adquirir y queda anticuado con más celeridad que en otros tiempos. En estas circunstancias se hace necesario que un número determinado de hombres se dedique exclusivamente a la tarea de recoger y asimilar el conocimiento sobre lo político. Es a esta actividad a la que hoy frecuentemente se le denomina ciencia política. Esta solo surge cuando se ha comprendido, entre otras cosas, que incluso temas políticos que no tienen gran peso en una situación determinada merecen ser estudiados y que su estudio tiene que ser llevado a cabo con el mayor cuidado posible: un cuidado específico que está destinado a contrarrestar las falacias específicas a las que nuestro juicio sobre lo político está siempre expuesto. Aún más, estos hombres de que hablamos dedican buena parte de su esfuerzo a dar al conocimiento político la forma de enseñanzas que puedan ser transmitidas en las aulas. Además, aunque el político menos escrupuloso tenga que intentar constantemente sustituir en su propia mente las opiniones por auténticos conocimientos políticos con el fin de seguir teniendo éxito, el estudiante académico de lo político irá más allá, intentando presentar en público el resultado de sus investigaciones sin ninguna omisión ni parcialidad: el estudio representará el papel del ciudadano ilustre y patriótico que actúa de forma desinteresada. Dicho de otro modo, la búsqueda académica del conocimiento político está animada esencialmente por un impulso moral: el amor a la verdad. No obstante, de cualquier modo que pueda concebirse la diferencia entre la búsqueda del conocimiento político por el estudioso y el no estudioso, y por muy importantes que estas diferencias puedan ser, la búsqueda del conocimiento político que lleva a cabo el estudioso y aquella que realiza el no estudioso se identifican en su aspecto fundamental: su centro de referencia es la situación política dada, e incluso, en la mayoría de los casos, la situación política concreta en el país del individuo que realiza la investigación. Es verdad, en efecto, que un botánico en Israel presta una especial atención a la flora de Israel, mientras que un botánico de Canadá presta especial atención a la flora de Canadá. Pero esta diferencia, que no es más que el resultado de una división del trabajo conveniente e indispensable, tiene un significado completamente similar entre las preocupaciones de un científico de la política israelí y otro canadiense. Sólo cuando el Aquí y Ahora desaparecen como centro de referencia puede surgir el enfoque filosófico o científico de lo político.