What is Political Philosophy? I 010
Parte de:
¿Qué es la Filosofía Política? / I. El problema de la Filosofía Política
Por Leōnardus Strūthiō
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Leōnardī Strūthiōnis verba
Finally, we must discuss the relation of political philosophy to political science. “Political science” is an ambiguous term: it designates such investigations of political things as are guided by the model of natural science, and it designates the work which is being done by the members of political science departments. As regards the former, or what we may call “scientific” political science, it conceives of itself as the way towards genuine knowledge of political things. Just as genuine knowledge of natural things began when people turned from sterile and vain speculation to empirical and experimental study, the genuine knowledge of political things will begin when political philosophy will have given way completely to the scientific study of politics. Just as natural science stands on its own feet, and at most supplies unintentionally materials for the speculations of natural philosophers, political science stands on its own feet, and at most supplies unintentionally materials for the speculations of political philosophers. Considering the contrast between the solidity of the one pursuit and the pitiful pretentiousness the vague and inane speculations of political philosophy altogether than to go on paying lip service to a wholly discredited and decrepit tradition. The sciences, both natural and political, are frankly non-philosophic. They need philosophy of a kind: methodology or logic. But these philosophic disciplines have obviously nothing in common with political philosophy. “Scientific” political science is in fact incompatible with political philosophy.
Hispānice
Finalmente, es preciso tratar la relación entre la filosofía política y la ciencia política. «Ciencia política» es un término ambiguo: designa las investigaciones sobre cuestiones políticas guiadas por el modelo de las ciencias naturales y designa el trabajo que realizan los miembros de los departamentos universitarios de Ciencia Política. En lo que atañe primera de las antes mencionadas, es decir, a la que podríamos denominar ciencia política «científica», se concibe a sí misma como el camino hacia el conocimiento genuino de las cuestiones políticas. Del mismo modo como el conocimiento genuino de las cuestiones naturales comenzó cuando la gente abandonó la especulación estéril y vana para pasar al estudio empírico y experimental; el conocimiento genuino de las cuestiones políticas comenzará cuando la filosofía política haya dado paso completamente al estudio científico de la política. Así como la ciencia natural se sostiene por sí misma y, a lo sumo, proporciona sin quererlo materiales para las especulaciones de los filósofos naturales, la ciencia política se sostiene por sí misma y, a lo sumo, proporciona sin quererlo materiales para las especulaciones de los filósofos políticos. Considerando el contraste entre la solidez de una de las actividades y el lamentable y pretencioso afán de las vagas y vanas especulaciones de la filosofía política, lo razonable es desechar a la última. Es preferible seguir apoyando, aunque sea de palabra, una tradición totalmente desacreditada y decrépita. Las ciencias, tanto naturales como políticas, francamente son afilosóficas. Por supuesto que necesitan algún tipo de filosofía: metodología o lógica. Pero estas disciplinas filosóficas obviamente no tienen nada en común con la filosofía política. La ciencia política «científica» es, de hecho, incompatible con la filosofía política.