Sobre Apología y Critón Strūthiō 008

Parte de:

«Sobre la Apología de Sócrates y el Critón de Platón» / I

Leōnardus Strūthiō (1899-1973)

ĒRVDĪTIŌRIBVS ***

Versiō hispānica Aemiliā Aquadītī auctrīce 8

Como sucedía en el caso de la refutación de los primeros acusadores, tras la refutación de Meleto se presenta la posible réplica de «alguien», a quien Sócrates da una extensa respuesta. Si se las juzga según su forma, las réplicas (y las contestaciones) son digresiones: la defensa propiamente dicha consiste en las refutaciones de Meleto y de los primeros acusadores, a las que es preciso dar, por lo tanto, su debido peso. En la primera digresión, Sócrates habla de su misión inspirada por Apolo y, de ese modo, proporciona incidentalmente la única prueba de su creencia en los dioses de la ciudad. La segunda digresión continúa, profundiza y modifica la primera. Es una réplica a la posible pregunta sobre si Sócrates no se avergüenza de haberse embarcado en una búsqueda a causa de la cual está ahora en peligro de muerte. Sócrates trata con desdén la pregunta y a quien pueda formularla: lo único que se debe tomar en consideración es si los propios actos son justos o injustos y si son los de un buen hombre o un mal hombre. Alude entonces al ejemplo de Aquiles, el hijo de una diosa, que decidió sin vacilación alguna —y sin mediar orden de esa diosa— vengar la injusta muerte de su camarada Patroclo a manos de Héctor y morir a continuación, antes que vivir en la deshonra. No menciona a Aquiles por su nombre ni habla de valor (ἀνδρεῖα; andreia), y tampoco parece advertir la ligera incongruencia de comparar su muerte a edad avanzada con la de Aquiles en plena juventud. El principio que se aplica por igual a Aquiles y a Sócrates a es este: «Sea cual fuere el puesto donde uno se sitúe, por creer que es el mejor o porque allí lo pone un comandante, debe permanecer en él, me parece, y correr riesgos, sin tomar en cuenta en modo alguno la muerte ni ninguna otra cosa, siempre preferibles a la deshonra». Sócrates permaneció en su puesto e hizo frente a la muerte como cualquiera dondequiera que los comandantes militares atenienses lo apostaran; sobre todo, permaneció en el puesto donde el dios lo colocó. Ni hombre ni dios alguno ordenaron la acción de Aquiles: ¿la comparación con este no sugiere que el modo de vida de Sócrates no le fue impuesto por ninguna orden, sino que se originó por entero en su idea de que era lo mejor? (Cuando habla de permanecer en su puesto dondequiera que sus comandantes militares lo ubicaran, menciona las batallas de Potidea, Anfípolis y Delio. La primera y la última fueron derrotas atenienses; en Anfípolis, los atenienses primero obtuvieron una victoria y luego resultaron derrotados; Tucídides, V, 3.4 y 10.10. En el caso de las derrotas, el valor consistía más en la retirada o la huida honorable que en permanecer o mantenerse. Cf. 28d8 y e3, con Laques, 181b2 y 190e5-191a5, y Jenofonte, Económico, 11.8).

Perge ad sequēns caput

Redde ad prius caput

Perge ad initium paginae huius

Perge ad indicem

Leōnardī Strūthiōnis verba 8

The refutation of Meletos is followed, just as the refutation of the first accusers was, by “someone” possibly making a retort and Socrates extensively replying to it. The replies (and the retorts) are, judged according to their form, digressions: the defence proper consists of the refutations of Meletos and the first accusers which must therefore be given their due weight. In the first digression, Socrates spoke of his Apollon-inspired mission, thus incidently supplying the sole proof of his believing in the gods of the city. The second digression continues, deepens, modifies the first. It replies to the possible question of whether Socrates is not ashamed of having engaged in a pursuit through which he is now in danger of dying. Socrates treats with contempt the question and the one who might raise it: what one has to consider is exclusively whether one’s deeds are just or unjust and those of a good man or a bad. He refers to the example of Achilleus, the son of a goddess, who without hesitation chosenot commanded by that goddessto avenge the unjust killing of his comrade Patroklos by Hektor and to die soon afterwards rather than to live in disgrace. He does not mention Achilleus by name; nor does he speak of courage (andreia; ἀνδρεῖα), nor does he seem to notice the slight incongruity of comparing his dying in ripe old age with Achilleus’dying young. The principle applying equally to Achilleus and to Socrates is this: “Wherever someone stations himself believing that it is best or is stationed by a commander, there he must, as it seems to me, remain and run risks, in no way taking into account either death or anything else before disgrace.” Socrates remained at his post and braved death like everybody else wherever the Athenian military commanders stationed him; above all, he remained at the post where the god stationed him. Achilleus’ action was not commanded to him by any man or god: does the comparison with Achilleus not suggest that Socrates’ way of life was not imposed on him by any command but originated entirely in his thinking that it is best? (When speaking of his remaining at his post wherever his military commanders stationed him, he mentions the battles of Potidaia, Amphipolis and Delion. The battles mentioned first and last were Athenian defeats; at Amphipolis the Athenians first won a victory and then were defeatedThucydides V 3.4 and 10.10. In the case of the defeats, courage consisted less in remaining or staying than in honourably withdrawing or fleeing. Cf. 28d8 and e3 with Laches 181b2, 190e5-191a5 and Xenophon, Oeconomicus 11.8.)

Perge ad sequēns caput

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Perge ad initium paginae huius

Perge ad indicem

Iūra

El texto en lengua inglesa fue publicado de manera póstuma en un volumen en honor al prof. Jacob Klein: Essais in Honor of Jacob Klein (Annapolī, ē Typographeō Acadēmīae Sānctī Iōhannis MCMLXXVI). Aunque nosotros tomamos como base lo aparecido en una antología dedicada a escritos del prof. Strūthiō en inglés en 1983: Studies in Platonic Political Philosophy (Sicagī, ē Typographeō Ūniversitātis Sicagī MCMLXXXIII). La versión castellana es obra de Aemilia Aquadīs, aparecida en la traducción del volumen mencionado anteriormente (Bonāeropolī, ē Typographeō Amōrrortī MMVIII). La publicación de estos fragmentos promueve la difusión en castellano de la obra del profesor Leōnardus Strūthiō con fines académicos y de formación. Conminamos a visitar su biblioteca más cercana o adquirir el volumen físico en su librería de confianza.

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ĒRVDĪTIŌRIBVS ***

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