Los grises y la Filosofía
A propósito de un texto de Sloterdijk y unas lecturas de Hegel
SLOTERDIJK, Peter, Wer noch kein Grau gedacht hat. Eine Farbenlehre, Berlin: Suhrkamp Verlag, 2022, 262 pp.
CŌGITĀTIŌNĒS ET CŌGITĀTA ***
Tabla de contenidos
El pretexto
El año 2022 Peter Sloterdijk publica el texto: Wer noch kein Grau gedacht hat (Cualquiera que aún no haya pensado en el Gris) —creo que existe una traducción al francés.1Hoy ya hay traducción al castellano por Isidoro Reguera (Gris. El color de la contemporaneidad, Madrid: Siruela, 2024).
Ahí plantea algo que es a la vez curioso e iluminador: ¿qué significa el gris en la historia de la flosofía?
¿De qué color son las sombras en la alegoría de la caverna de Platón? ¿No es la filosofía, según Hegel, siempre grisalla? ¿Y el ser-en-el-mundo de Heidegger no implica permanecer en un gris difuso?
El fragmento que inspira la presente reflexión (vide infra) proviene de Hegel.2Grundlinien der Philosophie des Rechts, »Vorrede« (Elementos de la Filosofía del Derecho —o, mejor, como ha traducido M. Jiménez Redondo, Líneas fundamentales de la Filosofía del Derecho— «Prefacio».
Dice Sloterdijk en su nuevo libro sobre ese pasaje (traduzco):
«Lo curioso de estas palabras tan citadas se deriva de la configuración ofensiva de las expresiones de color a las que denomina «filosofía». Sin andarnos por las ramas: el gris se define como lo propio del filosofar. «Su gris» es lo que pinta, y ella establece el tono por propia voluntad, innecesariamente segura de sí misma, sin rival en ese arte de la grisalla de la que Hegel difícilmente pudo haber sabido más que lo que existió con anterioridad, ya sea como estilo de ornamentación eclesiástica y profana o como una variedad discreta de la acuarela.
La figura «gris sobre gris» aclara la reivindicación de responsabilidad del arte del pensamiento por el gris en la medida en que su vida, el tejer y el estar en el área gris en general y la elaboración de las tonalidades de gris en particular deben constituir la peculiaridad del filosofar.
En consecuencia, la filosofía no es sólo la voluntad de detalle, en la que nunca se hace fácil llegar al resultado final, no es solo un proceso constante y un trabajo siempre nuevo del concepto sobre la avalancha de lo incomprendido evitando la premura, sino que debiera y también quisiera admitir que produce conclusiones del más alto valor sin deslizarse en el dominguerismo. Tales frases aparecen teñidas de gris, mejor: de gris preciso, gris sobre gris. Al principio, uno duda en hablar de un sistema gris o de una enciclopedia gris, aunque las expresiones híbridas vienen a la mente. Lo que se quiere decir es un gris confeso que no ve razón para ocultarse».
Peter Sloterdijk, Wer noch kein Grau gedacht hat, cap. 1.
Fragment der Grundlinien der Philosophie des Rechts
El fragmento
Wenn die Philosophie ihr Grau in Grau malt, dann ist eine Gestalt des Lebens alt geworden, und mit Grau in Grau läßt sie sich nicht verjüngen, nur erkennen; die Eule der Minerva beginnt erst mit der einbrechenden Dämmerung ihren Flug.3HEGEL, G. W. F. Grundlinien der Philosophie des Rechts, »Vorrede«.
La traducción
Cuando la filosofía pinta su gris sobre gris, es que una forma de la vida ha envejecido y con gris sobre gris no puede hacerse que rejuvenezca, solo se la puede reconocer y discernir; el mochuelo de Minerva solo echa a volar a la caída de la tarde.4HEGEL, G. W. F., Líneas fundamentales de la Filosofía del Derecho— «Prefacio».
Algunas aclaraciones
Nota 1:


La célebre »Eule der Minerva« no es, como se repite y repite equivocadamente, una lechuza (Tyto alba), sino que es un mochuelo (Athene noctua).
Nota 2:
Ese »verjüngen« no es solo «rejuvenecer», en realidad o en apariencia: también alude a lo que en jardinería se llama »verjüngen« o »Verjungüngschnitt«, un modo de podar los árboles viejos para que sigan creciendo.
Nota 3:
»Verjüngen«, dado que una »Jungfrau« es una doncella, una mujer que no ha perdido la virginidad, también alude a cierta operación quirúrgica por la que era conocida la Celestina.
«Ella tenía seys oficios, conuiene saber: labrandera, perfumera, maestra de fazer afeytes e de fazer virgos, alcahueta e vn poquito hechizera.»
Es decir que, según Hegel, la filosofía no puede meterse a jardinera ni a celestina de un tiempo que ya envejeció.
Nota 4:
¿Quiénes fueron los más obsesionados con rejuvenecer? Unos señores a quienes Hegel conocía bien: ¡los alquimistas!
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