Lecciones Preliminares de Lógica I

Argumentos

Rudīmenta Artis Quaerendī I

Parte de:

Lecciones Preliminares de Lógica

(Lógica para el estudio de Metafísica)

 

Por Ālyssa Nova (Ἀλύσσα Καινούργια)

ADEPTVRIS DOCTRINAM

Tabla de contenidos

Argumentos

Rudīmenta Artis Quaerendī I

En metafísica, como en la mayoría de las otras ramas de la filosofía y las ciencias, nos interesa encontrar la verdad sobre ciertos temas. Por esta razón, sería bueno tener un método razonable y confiable para llegar a la verdad. Pues no llegaremos a ella a a tientas o través de conjeturas al azar. Y, en filosofía, no creemos que el mejor método para encontrar la verdad sea simplemente confiar en lo que siempre hemos creído, en las opiniones con las que nos criamos (aunque concedemos que el sentido común debe respetarse hasta cierto punto). Tampoco creemos que exista un grupo de ancianos venerables que tengan la verdad, de modo que el método correcto para descubrirla sea simplemente buscarlos y encontrar lo que han dicho.1Véase C. S. Peirce, “The Fixation of Belief.”. Existe trad. cast.: por José Vericat: Charles S. Peirce. El hombre, un signo (Barcelona: Crítica, 1988, pp. 175-199) disponible gracias al traductor y a la Universidad de Navarra: Peirce_Fixation. Además contamos con la de Lorena Villamil García : La fijación de la creencia (Oviedo, KRK, 2007) y la de Darin McNabb en Obra filosófica reunida. Tomo I (México: FCE, 2012, pp. 157-171). En lugar de eso, lo que hacemos es buscar argumentos para diversas posiciones, una serie de afirmaciones que respalden racionalmente una posición particular que nos permitan ver por nosotros mismos por qué una posición es correcta. Debido a la querencia de un método fiable para llegar a la verdad, los filósofos dedicamos gran parte de nuestro tiempo a buscar buenos argumentos.

La palabra ‘argumento’ tiene un significado específico en filosofía, diferente de su uso ordinario. Cuando decimos ‘argumento’, no nos referimos a la trama de una película o serie.2(N. tr.) El ejemplo dado por la autora pierde sentido en castellano. Ella refiere a la palabra argument, que tiene el significado de «argumento» (lógico), pero también puede significar «discusión» (como disputa verbal algo acalorada). Por ello, en el original leemos: «no nos referimos a dos personas gritándose una a la otra». Tampoco podemos considerar un «argumento» —y esto hay que enfatizarlo dado que se trata de una confusión común— simplemente la posición o punto de vista de una persona en particular. Un argumento es, más bien, una serie de afirmaciones que presentan razones en defensa de alguna aseveración.3(N. tr.) Traduzco claim por «aseveración», por recoger la fuerza y asertividad que la distingue de una «afirmación» o «declaración» (statement). La mayoría de los argumentos tienen dos componentes. En primer lugar, tienen premisas, es decir, las afirmaciones que se presentan como razones para aceptar cierta aseveración. En segundo lugar, tienen una conclusión. Esto es, la aseveración que se está defendiendo, la declaración por la que se están dando razones. Aquí hay ejemplos de algunos argumentos metafísicos que posiblemente ha apreciado en una de sus primeras lecciones en clase de filosofía:

El argumento del diseño —o argumento teleológico

(a favor del teísmo: la tesis que asevera que Dios existe)

La complejidad y la organización del universo demuestran que debe haber sido diseñado. Pero no puede haber algo diseñado sin que haya un diseñador. Por lo tanto, el universo debe tener un diseñador. Por lo tanto, Dios existe.

 

El problema del mal

(a favor del ateísmo: la tesis que asevera que Dios no existe)

Si hubiera un Dios, no permitiría que existiera el mal en este mundo. Pero el mal existe en este mundo. Por lo tanto, Dios no existe.

Cada conjunto de afirmaciones constituye un argumento porque se está defendiendo una aseveración, se concluye y se ofrecen razones para defenderla: las premisas. Para revelar mejor la estructura de un argumento, a lo largo de estas lecciones, a menudo presentaremos los argumentos en la siguiente forma: numerando las premisas y la conclusión. A esta forma la llamaremos forma estándar de reglas de inferencia. Así es como podríamos presentar el argumento del diseño en la forma estándar de reglas de inferencia:

El argumento del diseño

1. La complejidad y organización del universo demuestra que debe haber sido diseñado.

2. Pero no puede haber algo diseñado sin que haya un diseñador.

3. Entonces, el universo debe tener un diseñador.

Por lo tanto,

4. Dios existe.

 

Y lo mismo ocurre con el problema del mal:

El problema del mal

1. Si hubiera un Dios, no permitiría que el mal existiera en este mundo.

2. Pero el mal existe en este mundo.

Por lo tanto,

3. Dios no existe.

Cuando presentamos argumentos de esta manera, podemos referirnos fácilmente a las premisas. Además, si nos interesa criticar el argumento, podemos identificar las premisas cuestionables o las que requieren mayor defensa. En los dos ejemplos que acabamos de considerar, es bastante fácil determinar cuáles son las premisas y cuál la conclusión. A veces, en un texto es más difícil determinar cuál es cuál, o determinar en qué orden se deben enunciar las premisas. Los ejercicios propuestos (Pēnsa; identificados como Pēnsumen el vínculo más abajo) le ayudarán a resolver algunos casos más complicados.

Para presentar los argumentos en la forma estándar de reglas de inferencia buscar ciertas palabras resulta de gran utilidad. Nos referimos a aquellas palabras que generalmente indican una premisa o una conclusión:

  • Palabras y frases que suelen indicar premisas: ya que, puesto que, por, gracias a, como, para, porque, debido al hecho de que, …
  • Palabras y frases que suelen indicar conclusiones: por lo tanto, de ahí, por ello, así, por lo tanto, debe ser el caso que, …

Una vez hecha tal distinción, resultará muy fácil organizar las premisas de manera que conduzcan naturalmente a la conclusión.

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Ejercicio 1

Pēnsum I

Reconocer premisas y conclusiones

Los siguientes párrafos presentan los tipos de argumentos esgrimidos en los Estados Unidos en 2009 a favor y en contra de la nacionalización de la atención sanitaria. Decida cuáles son las premisas y cuál es la conclusión en cada caso, y enuncie el argumento en la forma estándar de reglas de inferencia. Tenga en cuenta que la conclusión puede no presentarse al final del argumento.

A. Los estadounidenses deberían rechazar la nacionalización de la atención sanitaria. Esto se deba a que un sistema de ese tipo implica que los padres mayores de alguien, o el bebé de alguien, tendrán que comparecer ante un ‘tribunal de la muerte’ del gobierno para que los burócratas decidan si son merecedores de la atención sanitaria. Cualquier sistema de ese tipo es absolutamente malvado.

B. Si no nacionalizamos la atención sanitaria, puede algunas personas, especialmente los jóvenes y sanos, asuman riesgos y se queden sin cobertura. Y si no nacionalizamos la atención sanitaria, habrá empresas que se nieguen a dar cobertura a sus trabajadores. Cuando la gente se queda sin cobertura, el resto del país la paga por ellos. Así pues, si los jóvenes y los sanos o los empleados se quedan sin cobertura, el resto del país tendrá que pagar más impuestos. Nadie debería tener que pagar más impuestos. Por tanto, deberíamos nacionalizar la atención sanitaria.

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Notas

  • 1
    Véase C. S. Peirce, “The Fixation of Belief.”. Existe trad. cast.: por José Vericat: Charles S. Peirce. El hombre, un signo (Barcelona: Crítica, 1988, pp. 175-199) disponible gracias al traductor y a la Universidad de Navarra: Peirce_Fixation. Además contamos con la de Lorena Villamil García : La fijación de la creencia (Oviedo, KRK, 2007) y la de Darin McNabb en Obra filosófica reunida. Tomo I (México: FCE, 2012, pp. 157-171).
  • 2
    (N. tr.) El ejemplo dado por la autora pierde sentido en castellano. Ella refiere a la palabra argument, que tiene el significado de «argumento» (lógico), pero también puede significar «discusión» (como disputa verbal algo acalorada). Por ello, en el original leemos: «no nos referimos a dos personas gritándose una a la otra».
  • 3
    (N. tr.) Traduzco claim por «aseveración», por recoger la fuerza y asertividad que la distingue de una «afirmación» o «declaración» (statement).

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