Juiciosa cortesana filosofía I_002

CENSURA

POR COMISIÓN DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR CONDE DE LEMOS

Y DE CASTRO, VIRREY Y CAPITÁN GENERAL DESTE REINO.

DEL PADRE DON ANTONIO LIPERI, CLÉRIGO REGULAR, DOCTOR EN

TEOLOGÍA Y EN AMBOS DERECHOS

He leído con atención, según la orden de Vuestra Excelencia, el libro intitulado El Criticón, y su primera parte, En la primavera e la niñez y el estío de la juventud, compuesto por el licenciado García de Marlones, y en él no he hallado cosa opuesta a las regalías de Su Majestad, ni a las buenas costumbres, ni a la doctrina sana y católica de nuestra santa fe: antes lo en él escrito, muy conforme a todo ello. Contiene muchos y muy saludables documentos morales, declarados con sutil ingenio y con ingeniosa sutileza, y con un lenguaje gravemente culto y dulcemente picante; y cuanto más picante, más dulce y más provechoso para la buena política y reformación de costumbres, pudiendo preciarse su autor de que miscuit utile dulci, cosas bien dificultosas de juntar. Debajo de una ingeniosa fábula o de una ficción trágica y cómica, introduce a un desdichado padre, a quien muchas y propias desdichas cubrieron anticipadamente de canas de senil prudencia, que sin conocer que fuese hijo suyo propio el con [804] quien dichosamente encontró, atiende a educarle lo más loablemente que puede, enseñándole no sólo a hablar y a estudiar en las ciencias liberales, sino a admirar la bella y armoniosa máquina deste mundo material y su mayor y más bella maravilla, que es el hombre, y la admirable potencia y providencia de su Hacedor. Tras eso, para desviarle de la senda de los vicios en el bivio pitagórico de su edad, los zahiere y muerde con tanta sal y con tan salados (aunque fabulosos) discursos, que la mayor sal y gracia, así de su decir como de su discurrir, demuestra en su más donosa y provechosa mordacidad. Enseña, en fin, a ser una persona en la primavera de su niñez, y a que no se deje abrasar de los ardores sensuales en los estivales incendios de la juventud. Y todo ello, con tan culto y claro estilo, y con tan vario artificio y artificiosa y entretenida variedad de cosas, que el que empezare a leer el libro podrá ser que con dificultad le suelte de las manos sin llegar primero a su fin. Así lo siento, y lo firmo de mi mano. En Zaragoza, 6 de junio de 1651.

Don Antonio Liperi

clérigo regular, doctor en Teología y en ambos Derechos

Imprimatur

Vidit Canales1Juan Canales Reg.

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