Hegel über Sokrates 019

Don Jorgue Guillermo Federico sobre Sócrates

Parte de:

Lecciones de Historia de la Filosofía [Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie] / Primera parte: La Filosofía Griega [Erster Teil: Griechische Philosophie] / Sección Primera: de Tales a Aristóteles [Erster Abschnitt. Von Thales bis Aristoteles] / Capítulo 2: de los Sofistas a los Socráticos [Zweites Kapitel. Von den Sophisten bis zu den Sokratikern] / B. Sócrates [B. Philosophie des Sokrates] / 1. El método socrático [1. Sokratische Methode]

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Vorlesungen im Atrium Philosophicum §19

Einerseits scheint diese Ironie etwas Unwahres zu sein, – Sokrates sagt, er wisse dies nicht, und forscht die Leute aus; näher aber liegt dies darin, daß man nicht weiß, was der andere sich dabei vorstellt. Dies ist zu jeder Zeit das Verhältnis, – wenn man über Gegenstände verhandelt, die allgemeines Interesse haben, über diese hin und her spricht –, daß dann jedes Individuum gewisse letzte Vorstellungen, letzte Worte, die als allgemein bekannt sind, voraussetzt, so daß diese Bekanntschaft gegenseitig sei. Wenn es aber in der Tat zur Einsicht kommen soll, so sind es gerade diese Voraussetzungen, die untersucht werden müssen. [458] In neuerer Zeit wird so über Glauben und Vernunft gestritten, Glauben und Erkennen sind so Interessen des Geistes, die uns gegenwärtig beschäftigen; da tut nun jeder, als ob er wohl wüßte, was Vernunft usf. ist, und es gilt als Ungezogenheit, zu fordern, was Vernunft sei; das wird als bekannt vorausgesetzt. Die meisten Streitigkeiten sind über dies Thema. Ein berühmter Gottesgelehrter hat vor zehn Jahren 90 Thesen über die Vernunft aufgestellt.1vgl. Johann August von Starck, Theodulus Gastmahl, oder über die Vereinigung der verschiedenen christlichen Religionssocietäten, Frankfurt, 1809. Es waren sehr interessante Fragen, es hat aber kein Resultat gegeben, obgleich viel darüber gestritten ist; jener versichert da vom Glauben, der andere von der Vernunft [her], und es bleibt bei diesem Gegensatz. Sie sind allerdings verschieden voneinander, aber wodurch allein eine Verständigung möglich ist, ist gerade die Explikation dessen, was als bekannt voraus gesetzt wird (es ist nicht bekannt, was Glaube, was Vernunft ist); erst in Angabe der Bestimmungen kann das Gemeinschaftliche hervortreten, erst dadurch können solche Fragen und die Bemühungen darüber fruchtbar werden; sonst kann man jahrelang darüber hin und her streiten und schwatzen, ohne daß es zu einem Fortschritt kommt.

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Praelēctiōnēs in Ātriō Philosophicō §19

Ahora bien, esta ironía socrática parece ser no del todo genuina. Sócrates afirma que no sabe y cuestiona a la gente; pero bien examinado, la razón más obvia es que no sabe lo que la otra persona tiene en la cabeza. Ésta es la relación en todo momento. Cuando se discuten asuntos de interés general y se habla de ellos en un sentido y en otro, se da constantemente el caso de que no se sepa qué es lo que piensa el otro. Todo individuo presupone ciertas ideas últimas o nociones fundamental como conocidas por todos. Ahora bien, para llegar a ver claro es preciso examinar críticamente precisamente esas presuposiciones.

Así, por ejemplo, cuando en tiempos modernos se discute en torno a la fe y a la razón, como los intereses del espíritu que al presente nos preocupan, tal parece como si todo el mundo partiera del supuesto de que sabe lo que es la razón, etc., se considera de mala educación exigir que el otro explique qué entiende por eso, se supone que esto es sabido. Hace diez años,2De acuerdo a la ed. alemana consultada se está refiriendo al texto de Johann August von Starck (1741-1816) denominado: Theoduls Gastmahl, oder über die Vereinigung der verschiedenen christlichen Religions Societäten (El Banquete de Theodulus, o sobre la reunificación de las diversas confesiones cristianas), publicado de forma anónima en Frankfurt en 1809. No podemos afirmar que Hegel refiera a este texto o a la Correspondencia de Theodulus (Theoduls Briefwechsel) publicada en 1828 —póstuma y también anónima—, aunque ya circulaba cen ciertos núcleos universitarios alemanes antes de su publicación. Con todo, resultaría curioso que don Jorge Guillermo Federico se apoyara en un personaje tan pintoresco para el ejemplo aquí aportado. Ya que, von Stark fue célebre por sus idas y venidas entre masonería y protestantismo. Durante su juventud publicó (de manera anónima) un libelo que defendió la básica confluencia entre masonería y cristianismo (Apologie des Ordens der Freymaurer). Llegada la revolución francesa, en uno de sus varios retornos al protestantismo —esta vez es su variante conservadora—, difundió una teoría conspirativa que veía en los filósofos de la Ilustración, los masones e Illuminati la verdadera causa del caos de la revolución francesa (cf. EPSTEIN, Klaus. The Genesis of German Conservatism, Princeton: Princeton University Press, 1966, chap. 10). Por otro lado, casi al final de sus días, publica el mencionado Banquete de Theodulus en el que despreciando a la «filosofología» y a la politizada masonería, exhorta a una vuelta al cristianismo el único remedio para los males de su tiempo. Entre todas estas «conversiones» y «reconversiones», tuvo tiempo para fundar logias, ser expulsado de otras, ser acusado de católico y afirmar en su correspondencia privada, que nunca dejó de ser masón. En suma, un ejemplo viviente de la clase de disputas de las que habla el herr Professor Hegel. un famoso teólogo propuso noventa tesis sobre la razón, tesis que encierran problemas muy interesantes, pero que no han dado resultado alguno. Esto a pesar de haberse discutido mucho en torno a ellas, ya que, mientras el uno se situaba en el punto de vista de la fe, el otro argumentaba desde el punto de vista de la razón, y cada cual se mantenía aferrado a su criterio propio, sin que fuese posible saber qué era lo que entendían el uno por fe y el otro por razón. Por consiguiente, el único camino por el que puede llegarse a un acuerdo es, precisamente, el detenerse a explicitar lo que se da por sabido, por ya conocido, sin que en realidad lo sea. Tan solo la indicación de las determinaciones conceptuales [Bestimmungen; nuestros supuestos] hace surgir el elemento común. Solo entonces tales cuestiones y los esfuerzos que en torno a ellas se realizan resultan fructíferas. De lo contrario, podríamos pasarnos años y años hablando y discutiendo sin lograr ningún progreso.

 

Algunas aclaraciones

Johann August von Starck (1741-1816)

[Referido a: «Hace diez años, un famoso teólogo…»:] De acuerdo a la ed. alemana consultada se está refiriendo al texto de Johann August von Starck (1741-1816) denominado: Theoduls Gastmahl, oder über die Vereinigung der verschiedenen christlichen Religions Societäten (El Banquete de Theodulus, o sobre la reunificación de las diversas confesiones cristianas), publicado de forma anónima en Frankfurt en 1809. No podemos afirmar que Hegel refiera a este texto o a la Correspondencia de Theodulus (Theoduls Briefwechsel) publicada en 1828 —póstuma y también anónima—, aunque ya circulaba cen ciertos núcleos universitarios alemanes antes de su publicación. Con todo, resultaría curioso que don Jorge Guillermo Federico se apoyara en un personaje tan pintoresco para el ejemplo aquí aportado. Ya que, von Stark fue célebre por sus idas y venidas entre masonería y protestantismo. Durante su juventud publicó (de manera anónima) un libelo que defendió la básica confluencia entre masonería y cristianismo (Apologie des Ordens der Freymaurer). Llegada la revolución francesa, en uno de sus varios retornos al protestantismo —esta vez es su variante conservadora—, difundió una teoría conspirativa que veía en los filósofos de la Ilustración, los masones e Illuminati la verdadera causa del caos de la revolución francesa (cf. EPSTEIN, Klaus. The Genesis of German Conservatism, Princeton: Princeton University Press, 1966, chap. 10). Por otro lado, casi al final de sus días, publica el mencionado Banquete de Theodulus en el que despreciando a la «filosofología» y a la politizada masonería, exhorta a una vuelta al cristianismo el único remedio para los males de su tiempo. Entre todas estas «conversiones» y «reconversiones», tuvo tiempo para fundar logias, ser expulsado de otras, ser acusado de católico y afirmar en su correspondencia privada, que nunca dejó de ser masón. En suma, un ejemplo viviente de la clase de disputas de las que habla el herr Professor Hegel.

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Iura

Georg Wilhelm Friedrich Hegel: Werke in zwanzig Bänden. Band 18, Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1979 [Hrsg. Eva Moldenhauer und Karl Markus Michel]

Hegel hielt die Vorlesungen insgesamt neunmal, zuerst 1805/06 in Jena, dann 1816/17 und 1817/18 in Heidelberg und von 1819 bis zu seinem Tod sechsmal in Berlin. Schon bald nach Hegels Tod wurden sie von Karl Ludwig Michelet auf der Grundlage von Vorlesungsmitschriften und handschriftlichen Notizen Hegels rekonstruiert und herausgegeben. Erstdruck in: Georg Wilhelm Friedrich Hegels Werke. Vollständige Ausgabe durch einen Verein von Freunden des Verewigten. Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie, hg. v. Karl Ludwig Michelet, Berlin 1833-1836. – Der Text folgt im wesentlichen Michelets Rekonstruktion der Vorlesungen. Eine Ausnahme bildet der erste Teil der Einleitung, der auf Johannes Hoffmeisters Edition des Manuskripts von Hegels Heidelberger Antrittsvorlesung von 1817 zurückgeht.

Hegel pronunció estas lecciones un total de nueve veces. Primero en 1805-1806 en Jena; posteriormente en 1816-1817 y 1817-1818 en Heidelberg; y, desde 1819 hasta su muerte otras seis veces en Berlín. Poco después de la muerte de Hegel, fueron reconstruidas y publicadas por Karl Ludwig Michelet basándose en las lecciones y notas del propio Hegel. Se publicó por vez primera en: Georg Wilhelm Friedrich Hegels Werke. Vollständige Ausgabe durch einen Verein von Freunden des Verewigten. Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie, Karl Ludwig Michelet (ed.), Berlin 1833-1836. El texto sigue esencialmente la reconstrucción de las lecciones que hace Michelet. Una excepción es la primera parte de la introducción, que se remonta a la edición de Johannes Hoffmeister del manuscrito de la lección inagural de Hegel en Heidelberg en 1817.

Traducción de Atrium Philosophicum de la edición referida. Tenemos delante la clásica traducción de don Wenceslao Roces de 1955 en el FCE, de la que nos reconocemos deudores, pese a sus omisiones (en algunos casos, párrafos enteros) y la necesaria actualización de la terminología hegeliana.

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