Hegel über Sokrates 001
Don Jorgue Guillermo Federico sobre Sócrates
Parte de:
Lecciones de Historia de la Filosofía [Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie] / Primera parte: La Filosofía Griega [Erster Teil: Griechische Philosophie] / Sección Primera: de Tales a Aristóteles [Erster Abschnitt. Von Thales bis Aristoteles] / Capítulo 2: de los Sofistas a los Socráticos [Zweites Kapitel. Von den Sophisten bis zu den Sokratikern] / B. Sócrates [B. Philosophie des Sokrates]
ĒRVDĪTIŌRIBVS ***
Vorlesungen im Atrium Philosophicum §1
B. Philosophie des Sokrates
[Einleitung]
[441] So weit war das Bewußtsein in Griechenland gekommen, als Sokrates in Athen auftrat, – die große Gestalt des Sokrates.
Die Subjektivität des Denkens ist auf bestimmtere, weiter durchdringende Weise in Sokrates zum Bewußtsein gebracht. Sokrates ist aber nicht wie ein Pilz aus der Erde gewachsen, sondern er steht in der bestimmten Kontinuität mit seiner Zeit. Er ist nicht nur höchst wichtige Figur in der Geschichte der Philosophie – die interessanteste in der Philosophie des Altertums –, sondern er ist welthistorische Person. Er ist Hauptwendepunkt des Geistes in sich selbst; diese Wendung hat auf Weise des Gedankens in ihm sich dargestellt. Wir müssen uns dieses Kreises kurz erinnern. Die alten Ionier haben gedacht, nicht reflektiert auf das Denken, ihr Produkt nicht als Denken bestimmt. Die Atomistiker hatten das gegenständliche Wesen zu Gedanken gemacht, – d.h. hier Abstraktionen, reinen Wesenheiten; Anaxagaras aber den Gedanken als solchen. Der Gedanke stellte sich als der allmächtige Begriff, als die negative Gewalt über alles Bestimmte und Bestehende dar; diese Bewegung ist das alles auflösende Bewußtsein. Protagoras spricht den Gedanken als Bewußtsein als das Wesen aus; aber das Bewußtsein eben in dieser seiner Bewegung, die Unruhe des Begriffs. Aber diese Unruhe ist an ihr selbst ebenso Ruhendes, Festes. Das Feste aber der Bewegung als solcher ist das Ich, dies Negative, da es die Momente der Bewegung außer ihm hat; Ich ist das Sich-Erhaltende, aber es ist nur als Aufhebendes, – eben dadurch Einzelnes (negative Einheit), nicht in sich reflektiertes Allgemeines. Hierin liegt die Zweideutigkeit der [441] Dialektik und Sophistik; das Objektive verschwindet. Welche Bedeutung hat nun das feste Subjektive? Ist es selbst dem Objektiven entgegengesetzt, Einzelnes, so ist es ebenso zufällig, Willkür, das Gesetzlose. Oder ist es an ihm selbst objektiv und allgemein? Sokrates spricht nun das Wesen als das allgemeine Ich aus, als das Gute, das in sich selbst ruhende Bewußtsein, – das Gute als solches, frei von der seienden Realität, frei gegen das Verhältnis des Bewußtseins zu seiender Realität – es sei einzelnes sinnliches Bewußtsein (Gefühl und Neigungen) –, oder endlich frei von dem theoretisch über die Natur spekulierenden Gedanken, der, obzwar er Gedanke, doch noch die Form des Seins hat; Ich bin darin nicht als meiner gewiß.
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Praelēctiōnēs in Ātriō Philosophicō §1
B. La Filosofía de Sócrates
[Introducción]
A este punto había llegado la conciencia en Grecia, cuando apareció en Atenas la gran figura de Sócrates.1Recordamos al lector que este fragmento continua las lecciones de Hegel, de ahí el tono de este inicio.
Es en Sócrates en que la subjetividad del pensamiento se pone de relieve de un modo mucho más claro y más profundo. Pero Sócrates no brota como una seta de la tierra, sino que se halla unido a su época por un determinado nexo de continuidad: no es, pues, únicamente una figura de extraordinaria importancia en la historia de la filosofía, tal vez la más interesante de cuantas forman el panorama de la filosofía antigua, sino que es, además, una figura de la historia universal.
Sócrates personifica, en efecto, uno de los momentos críticos fundamentales del espíritu [Geist] que vuelve sobre sí mismo, bajo la forma del pensamiento filosófico. Recapitulando brevemente el ciclo recorrido hasta aquí, vemos que los antiguos jonios pensaron, es cierto, pero sin reflexionar sobre el pensamiento o definir como pensamiento su producto. Los atomistas convierten ya la esencia [Wesen] objetiva en pensamientos, pero éstos, en ellos, son todavía simples abstracciones, entidades puras. Anaxágoras es el primero que eleva el pensamiento como tal a principio, que se manifiesta, así, como el concepto todopoderoso [allmächtige Begriff], como el poder negativo sobre todo lo determinado y existente.
Protágoras proclama el pensamiento como la esencia [Wesen], pero tomándolo precisamente en su movimiento, que no es sino la conciencia en su carácter disolvente, la inquietud del concepto [die Unruhe des Begriffs]. Sin embargo, esta inquietud es también, en sí misma, algo quieto y fijo. Ahora bien, lo que hay de fijo en el movimiento como tal es el Yo [das Ich], ya que los momentos del movimiento se hallan al margen de él: el Yo [das Ich], como lo que se conserva a sí mismo, pero lo es solo como aquello que supera [o suprime; als Aufhebendes; de aufheben] todo lo otro, es una unidad negativa, pero, precisamente por ello, individual; no es aún algo universal que reflexione sobre sí mismo. En esto estriba, en efecto, el doble sentido de la dialéctica y la sofística: en que, al desaparecer lo objetivo, ¿qué significado tiene entonces lo fijamente subjetivo? ¿Pasa acaso a ser o bien lo individual opuesto a lo objetivo, y con ello la arbitrariedad fortuita y sustraída a toda ley? ¿O bien, es lo que hay en ello mismo de objetivo y universal?
Pues bien, Sócrates proclama la esencia [Wesen] como el Yo general [das allgemeine Ich], como la conciencia que descansa en sí misma; el Bien [das Gute] como tal, desligado de la realidad existente, libre tanto del vínculo de la conciencia sensible —esto es, con los sentimiento y las inclinaciones— como del pensamiento que especula teóricamente sobre la naturaleza, el cual, si bien es pensamiento, conserva todavía la forma del ser, y en el cual, por tanto, el yo no puede tener certeza de sí mismo.
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Iura
Georg Wilhelm Friedrich Hegel: Werke in zwanzig Bänden. Band 18, Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1979 [Hrsg. Eva Moldenhauer und Karl Markus Michel]
Hegel hielt die Vorlesungen insgesamt neunmal, zuerst 1805/06 in Jena, dann 1816/17 und 1817/18 in Heidelberg und von 1819 bis zu seinem Tod sechsmal in Berlin. Schon bald nach Hegels Tod wurden sie von Karl Ludwig Michelet auf der Grundlage von Vorlesungsmitschriften und handschriftlichen Notizen Hegels rekonstruiert und herausgegeben. Erstdruck in: Georg Wilhelm Friedrich Hegels Werke. Vollständige Ausgabe durch einen Verein von Freunden des Verewigten. Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie, hg. v. Karl Ludwig Michelet, Berlin 1833-1836. – Der Text folgt im wesentlichen Michelets Rekonstruktion der Vorlesungen. Eine Ausnahme bildet der erste Teil der Einleitung, der auf Johannes Hoffmeisters Edition des Manuskripts von Hegels Heidelberger Antrittsvorlesung von 1817 zurückgeht.
Hegel pronunció estas lecciones un total de nueve veces. Primero en 1805-1806 en Jena; posteriormente en 1816-1817 y 1817-1818 en Heidelberg; y, desde 1819 hasta su muerte otras seis veces en Berlín. Poco después de la muerte de Hegel, fueron reconstruidas y publicadas por Karl Ludwig Michelet basándose en las lecciones y notas del propio Hegel. Se publicó por vez primera en: Georg Wilhelm Friedrich Hegels Werke. Vollständige Ausgabe durch einen Verein von Freunden des Verewigten. Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie, Karl Ludwig Michelet (ed.), Berlin 1833-1836. El texto sigue esencialmente la reconstrucción de las lecciones que hace Michelet. Una excepción es la primera parte de la introducción, que se remonta a la edición de Johannes Hoffmeister del manuscrito de la lección inagural de Hegel en Heidelberg en 1817.
Traducción de Atrium Philosophicum de la edición referida. Tenemos delante la clásica traducción de don Wenceslao Roces de 1955 en el FCE, de la que nos reconocemos deudores, pese a sus omisiones (en algunos casos, párrafos enteros) y la necesaria actualización de la terminología hegeliana.
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