Gespräche in der Dämmerung 00344
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / c. Observación de la relación de la autoconciencia con su realidad inmediata; fisiognómica y teoría del cráneo [c. Beobachtung der Beziehung des Selbstbewußtseins auf seine unmittelbare Wirklichkeit; Physiognomik und Schädellehre]
[Doble significado de este resultado; el significado positivo; el viviente que tiene logos]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[344] Dies Resultat hat nun eine gedoppelte Bedeutung: einmal seine wahre, insofern es eine Ergänzung des Resultats der vorhergehenden Bewegung des Selbstbewußtseins ist. Das unglückliche Selbstbewußtsein entäußerte sich seiner Selbständigkeit und rang sein Fürsichsein zum Dinge heraus. Es kehrte dadurch aus dem Selbstbewußtsein in das Bewußtsein zurück, d.h. in das Bewußtsein, für welches der Gegenstand ein Sein, ein Ding ist; – aber dies, was Ding ist, ist das Selbstbewußtsein; es ist also die Einheit des Ich und des Seins, die Kategorie. Indem der Gegenstand für das Bewußtsein so bestimmt ist, hat es Vernunft. Das Bewußtsein sowie das Selbstbewußtsein ist an sich eigentlich Vernunft; aber nur von dem Bewußtsein, dem der Gegenstand als die Kategorie sich bestimmt hat, kann gesagt werden, daß es Vernunft habe; – hiervon aber ist noch das Wissen, was Vernunft ist, unterschieden. – Die Kategorie, welche die unmittelbare Einheit des Seins und des Seinen ist, muß beide Formen durchlaufen, und das beobachtende Bewußtsein ist eben dieses, dem sie sich in der Form des Seins darstellt. In seinem Resultate spricht das Bewußtsein dasjenige, dessen bewußtlose Gewißheit es ist, als Satz aus, – den Satz, der im Begriffe der Vernunft liegt. Er ist das unendliche Urteil, daß das Selbst ein Ding ist, – ein Urteil, das sich selbst aufhebt. – Durch dieses Resultat ist also bestimmt zur Kategorie dies hinzugekommen, daß sie dieser sich aufhebende Gegensatz ist. Die reine Kategorie, welche in der Form des Seins oder der Unmittelbarkeit für das Bewußtsein ist, ist der noch unvermittelte, nur vorhandene Gegenstand, und das Bewußtsein ein ebenso unvermitteltes Verhalten. Das Moment [260] jenes unendlichen Urteils ist der Obergang der Unmittelbarkeit in die Vermittlung oder Negativität. Der vorhandene Gegenstand ist daher als ein negativer bestimmt, das Bewußtsein aber als Selbstbewußtsein gegen ihn, oder die Kategorie, welche die Form des Seins im Beobachten durchlaufen hat, ist jetzt in der Form des Fürsichseins gesetzt; das Bewußtsein will sich nicht mehr unmittelbar finden, sondern durch seine Tätigkeit sich selbst hervorbringen. Es selbst ist sich der Zweck seines Tuns, wie es ihm im Beobachten nur um die Dinge zu tun war.
Conversaciones en Valencia
[Doble significado de este resultado; el significado positivo; el viviente que tiene logos]
[344]1Epígrafe: Doble significado de este resultado; el significado positivo; el viviente que tiene logos. Pues bien, este resultado tiene un doble significado; por un lado, su significado verdadero, en cuanto ese resultado es un complemento [o una complementación] del resultado del movimiento precedente de la autoconciencia [el que representaba la conciencia desgraciada, cap. IV, B]. La autoconciencia infeliz o desgraciada se despojaba de su autonomía y peleaba por convertir su ser-para-sí en cosa X178X.2Vide infra Algunas aclaraciones X178X. Retornaba a causa de ello de la autoconciencia a la conciencia, es decir, a la conciencia para la que el objeto es un ser, una cosa; pero ahora resulta que esto que es cosa, es la autoconciencia; por tanto, la autoconciencia es la unidad del yo y del ser, es decir, la autoconciencia es la categoría X179X.3Recuérdese la interpretación del «yo pienso» de la «deducción trascendental» kantiana de las categorías, que hacia el autor al comienzo de este cap. V (vide 00238, en especial nota X24X). Y en cuanto el objeto queda determinado así para la conciencia, la conciencia tiene razón [Vernunft hat] X180X;4Vide infra Algunas aclaraciones X180X. la conciencia, igual que la autoconciencia, en sí es propiamente razón; pero sólo de la conciencia a la que el objeto le ha quedado determinado o definido como categoría [a la que el objeto se le ha acabado determinando o definiendo como categoría, a la que le ha resultado que el objeto se le ha acabado definiendo como categoría], puede decirse que tiene razón [es decir, tiene a la razón, ésta se le ha vuelto expresa, le ha amanecido] X181X;5Es decir, puede decirse que esa conciencia Vernunft hat, tiene a la razón, es decir, no sólo que en sí es razón, sino que la razón se le ha vuelto expresa, que la unidad que ella es de sí y de lo otro se le vuelve tema, que esa unidad se convierte en algo que ahora ella se trae entre manos, en lo que ahora ella expresamente anda, en algo que (por tanto) ahora ella está teniendo. Se trata de una «repetición» de aquella conversación del alma consigo misma en que consistía la explicación en el cap. III. Ahora, lo que la conciencia observadora explica como otro no es sino ella misma. y de ello es todavía distinto el saber qué sea la razón, el saber qué es razón. — La categoría que es la unidad inmediata del ser y lo suyo X182X6Vide infra Algunas aclaraciones X182X. [que es unidad inmediata del ser y de lo que es de la conciencia] tiene que recorrer ambas formas [es decir, tiene efectivamente que recorrer y abarcar y abrazar las dos cosas de las que es unidad], y la conciencia observadora es precisamente la conciencia a la que la categoría se le muestra en la forma del ser [a la que la categoría o unidad del ser y de lo «suyo» se le muestra, por tanto, en la primera de las formas, no en la de lo «suyo» de la conciencia, es decir, no en la forma de lo que para la conciencia es lo suyo] X183X.7La conciencia a la que la categoría se le muestre no principalmente en la forma de ser, como en la presente figura ocurre, sino principalmente en la forma de lo suyo, será la autoconciencia práctica. En su resultado [en el resultado que la conciencia observadora ha obtenido] la conciencia da expresión a aquello de lo que ella es la certeza inconsciente, y lo expresa como proposición [o enunciado o como principio, Satz], un enunciado o principio que radica [o que viene contenido] en el concepto de la razón o en el concepto de razón. Se trata del juicio infinito de que el self [el sí-mismo] no es sino una cosa, lo cual es un juicio que se suprime y supera a sí mismo [que se cancela y borra a sí mismo]. — Mediante ese resultado a la categoría se le añade, pues, determinadamente esto: que ella, es decir, la categoría, es esta contraposición que se suprime y supera a sí misma X184X.8Como acabo de indicar, lo que sigue es una forma muy sencilla e intuitiva de introducir la figura que viene a continuación, la «realización de la autoconciencia racional mediante sí misma», es decir, la autoconciencia práctica; aparte de que aquí queda claro que es la noción de categoría la que funda este «tránsito» de la razón teórica a la razón práctica. La categoría pura [o la pura categoría], que [aquí] para la conciencia es en la forma del ser o de la inmediatez, es el objeto todavía no mediado, algo que sólo está ahí y la conciencia es justo un comportamiento o un haberse todavía inmediato, todavía no mediado. El momento de ese juicio infinito [o el momento que representa ese juicio infinito] es, por tanto, el tránsito de la inmediatez a la mediación o negatividad [a la autoconciencia de la razón , a la razón siéndose, poniéndose por obra, pues]. El objeto presente, el objeto que está ahí delante, viene por eso determinado ahora como un objeto negativo [pasa por eso a quedar determinado ahora como un objeto negativo, como un no-self]; y la conciencia, en cambio, viene determinada como autoconciencia respecto a él [es decir, pasamos a estar en el cap. V, B, «La realización de la autoconciencia racional mediante sí misma»], o lo que es lo mismo: la categoría que en el observar [o en la observación] ya ha recorrido [o ha andado recorriendo por todos lados] la forma del ser, pasa a quedar puesta ahora en la forma del ser-para-sí; la conciencia ya no quiere encontrarse inmediatamente, no quiere dar consigo [o estar ya consigo] en la forma de la inmediatez, sino que quiere producirse [y ponerse] mediante su propia actividad. Ella misma se es ahora el telos de su hacer, al igual que en el observar sólo se trataba para ella de cosas. [Hasta aquí el primer significado, el verdadero, del doble significado del resultado, de que hablábamos al principio de este párrafo; pasamos ahora a considerar el segundo significado de ese resultado].
Algunas aclaraciones
X178X
Recuerde el lector el contenido de las tres formas de relación con lo Inmutable del final del cap. IV. La idea de Hegel es que el espíritu no se es sino síéndose él mismo lo absolutamente otro, su propia absoluta negación. Es lo que volvernos a tener presente en la idea de este dar por fin consigo la certeza de la razón como consistiendo en un hueso. La apelación a la «conciencia desgraciada» se convierte en fundamental en el presente contexto, pues esa figura contiene el esquema del concepto de espíritu, cuya naturaleza no es el ser, sino el no-ser (interpretado este no-ser como ser-otro en el sentido de El sofista de Platón, 251 a ss.).
Por otro lado, el que haya no-ser, para Platón tiene esencialmente que ver con la predicación, con el logos. Y asimismo para Hegel, siguiendo a Platón, el que lo que constituye la naturaleza del espíritu no sea el ser sino el no-ser referido a sí mismo (el no ser él mismo sino siendo lo absolutamente otro de sí) tiene esencialmente que ver con el carácter de logos del espíritu. El concepto siempre es concepto de otro que el concepto (es decir, hablar de concepto es hablar de juicio, de proposición, de logos enunciativo, apophansis) y en el límite, que es el punto en que nos encontramos, el concepto es concepto de sí mismo como de lo absolutamente otro de sí. Y es, por tanto, teniéndose en tal concepto de sí (o teniéndose como tal concepto de sí) como el espíritu empieza a darse alcance en lo que respecta a aquello que él verdaderamente es.
X179X
Recuérdese la interpretación del «yo pienso» de la «deducción trascendental» kantiana de las categorías, que hacia el autor al comienzo de este cap. V (vide 00238, en especial nota X24X).
X180X
Vernunft hat, es decir, tiene razón, está dotada de razón; la frase no debe entenderse en el sentido tener razón, de «tiene usted razón», que en alemán se dice recht haben, sino en el sentido que va a explicar a continuación: la conciencia no solamente es en sí razón, sino que el serlo se le ha vuelto cosa expresa, cosa suya, cosa de la que ella se sabe en posesión, cosa que ella tiene. Es decir, aquel logos de la δόξα ἀληθὴς μετὰ λόγου del cap. III (XX7X en 00136), que allí podía considerarse logos del objeto, se ha convertido a través del cap. IV en logos autoconsciente, en algo que para la autoconciencia racional se convierte en el tema o asunto en el que ella consiste, del que en ella se trata, que ella se trae entre manos. En definitiva, este Vernunft hat hay que entenderlo en el sentido del «animal que tiene logos» de los griegos, pero con tal de que nos atengamos a la idea de Heidegger de que con «ζῷον λόγον ἔχον» los griegos no quieren decir sin más «animal que habla», sino algo así como «animal que lee periódicos y se pasa el día discutiendo noticias y temas en el ágora». Vernunft hat significa para Hegel que la autoconciencia es el viviente para el que el buscar razones y explicaciones de las cosas, precisamente como razones suyas o explicaciones suyas, como razón de las cosas, se le convierte en el principal asunto, en el radical asunto suyo.
X181X
Es decir, puede decirse que esa conciencia Vernunft hat, tiene a la razón, es decir, no sólo que en sí es razón, sino que la razón se le ha vuelto expresa, que la unidad que ella es de sí y de lo otro se le vuelve tema, que esa unidad se convierte en algo que ahora ella se trae entre manos, en lo que ahora ella expresamente anda, en algo que (por tanto) ahora ella está teniendo. Se trata de una «repetición» de aquella conversación del alma consigo misma en que consistía la explicación en el cap. III. Ahora, lo que la conciencia observadora explica como otro no es sino ella misma.
X182X
Unidad de ser y de aquel «suyo» (o «mío») que aparece en el «principio de la unidad sintética original de la apercepción» de «la deducción trascendental de los conceptos puros del entendimiento» de la segunda edición de la Crítica de la razón pura de Kant. Si se recuerda lo que fue la introducción del presente cap. V, no deja de ser llamativa la sugerencia que está haciendo el autor de que, frente a la mera afirmación abstracta del idealismo, la conciencia que ha hecho de verdad experiencia o que ha empezado a hacer en serio experiencia de la verdad del idealismo (de Kant) es la conciencia observadora que ha llegado a la conclusión de que el ser de la conciencia consiste en el cerebro y el cráneo, es decir, que, después de reducir todo ente a explicación (a razón), se pone ella misma como inmediatez del ente. Es esa conciencia la que empieza a saber de verdad qué es eso de la categoría como unidad del ser y de lo «suyo».
Me voy a permitir llamar la atención al lector sobre la Gelassenheit, la indiferencia, que pueden producir estos textos de Hegel, que no sabría yo decir si es del todo sana, pero que en todo caso sí que resulta paradójica. Uno escucha una conferencia de un colega sobre la mente. Éste reduce la mente a sus bases neurofisiológicas, y a partir de ahí emprende un ataque contra la tradición y contra el pensamiento moderno. Uno piensa para sí: tiene toda la razón; este colega mío es un gran idealista; los materialistas son aquellos que él ataca, los cuales se quedaron a medio camino; él lleva su idealismo hasta el final, sólo que no se entera.
Una indiferencia análoga es la que se seguiría de la tradición de teología negativa, leída desde Hegel. Según De mystica theologia de Dionisio Areopagita, de la «Causa de todo» no puede decirse lo que es sino lo que no es. La causa de todo, πάντων αἰτία, ni es A ni no A, ni es B ni no B, ni es C ni no C, y así sigue con todo predicado posible. Pero πάντων αἰτία, causa de todo, es también un predicado, al que hemos recurrido para tener un sujeto gramatical, pero al que también hemos de aplicar nuestra negación sistemática. La aplicamos y decimos: no hay πάντων αἰτία. Esto fue lo que, según el salmo, dijo el necio en su corazón: no hay Dios. Pero nosotros pensamos: he ahí un hombre verdaderamente piadoso, un verdadero creyente, con un verdadero barrunto de lo que Dios es, sólo que no se entera. Y después nos encontramos con un creyente que nos dice que Dios es A, y B, y C, y D, etc. Y pensamos: he ahí a un no creyente que se imagina ser creyente porque confunde a Dios con un ídolo, sólo que no se entera. Pero el creyente pasa a defenderse y dice que en realidad lo que él dice de Dios es que ni es A ni no A, ni B ni no B, ni C ni no C, etc. Nosotros sacamos la conclusión de esto último y pensamos: el creyente, cuando de verdad lo es, es cuando afirma aquello de lo que inmediatamente se sigue lo que dice el ateo, es decir, cuando en definitiva dice lo mismo que un ateo. Anticipo esto porque en el cap. VI el lector se va a encontrar con un importante pasaje en este sentido, cuando Hegel en el cap. VI, B, hable de la fe y de la Ilustración y también de los dos partidos en que se divide la Ilustración vencedora.
X183X
La conciencia a la que la categoría se le muestre no principalmente en la forma de ser, como en la presente figura ocurre, sino principalmente en la forma de lo suyo, será la autoconciencia práctica.
X184X
Como acabo de indicar, lo que sigue es una forma muy sencilla e intuitiva de introducir la figura que viene a continuación, la «realización de la autoconciencia racional mediante sí misma», es decir, la autoconciencia práctica; aparte de que aquí queda claro que es la noción de categoría la que funda este «tránsito» de la razón teórica a la razón práctica.
Conversaciones en Madrid
[344] Ahora bien, este resultado tiene un significado doble; por un lado, su significado verdadero, en la medida en que es un complemento del resultado del movimiento previo de la autoconciencia. La autoconciencia desdichada se despojaba de su autonomía, alienándola, y bregaba hasta hacer de su ser-para-sí una cosa. Retornaba así desde la autoconciencia a la conciencia, esto es, a la conciencia para la que el objeto es un ser, una cosa: pero esto que es cosa es la autoconciencia; es, pues, la unidad del yo y del ser, la categoría. En tanto que el objeto está así determinado para la conciencia, posee razón. La conciencia, al igual que la autoconciencia, es en sí, propiamente, razón; pero sólo de la conciencia a la que el objeto se le haya determinado como la categoría puede decirse que posee razón; no obstante, el saber que es razón es diferente de esto. — La categoría, que es la unidad inmediata del ser y de lo suyo, tiene que recorrer de medio a medio las dos formas, y la conciencia que observa es justamente eso a lo que la unidad se le presenta en forma de ser. En su resultado, la conciencia enuncia como proposición aquello cuya certeza sin conciencia ella es: la proposición que reside en el concepto de la razón. Esa proposición es el juicio infinito XX*X9Kant, en la KrV B96, distinguía los juicios infinitos (o limitativos) de los afirmativos. Tienen la forma de «s es no-p» («El alma es no-mortal»). Tienen forma afirmativa, pero limitan lo que el sujeto puede ser (p. e. el alma en cualquier caso, menos mortal). de que el sí-mismo es una cosa: juicio, éste, que se cancela a sí mismo. — Por este resultado, pues, ha venido a añadirse a la categoría, de modo determinado, esto: que ella es esta oposición que se cancela. La categoría pura, que es para la conciencia en forma de ser o de inmediatez, es el objeto todavía no mediado, solamente presente, dado, y la conciencia es un comportamiento igualmente no mediado. El momento de aquel juicio infinito es el paso de la inmediatez a la mediación o negatividad. De ahí que el objeto presente, dado, esté determinado como algo negativo, mientras que la conciencia lo está como autoconciencia frente a él, o bien, en otros términos, la categoría, que al observar ha recorrido de medio a medio la forma del ser, está puesta ahora en la forma del ser-para-sí; la conciencia ya no quiere encontrarse de manera inmediata, sino producirse a sí misma por medio de su actividad. Ella misma se es el propósito de su hacer, del mismo modo que, mientras observaba, sólo le importaban las cosas.
Algunas aclaraciones
XX*X = Kant, en la KrV B96, distinguía los juicios infinitos (o limitativos) de los afirmativos. Tienen la forma de «s es no-p» («El alma es no-mortal»). Tienen forma afirmativa, pero limitan lo que el sujeto puede ser (p. e. el alma en cualquier caso, menos mortal).
Conversations in Washington
[344] [344]10We kept the numeration given by the editor in the printed edition This result now has a twofold meaning. One is its true meaning insofar as it is a complement to the results of the preceding movement of self-consciousness. The unhappy self-consciousness emptied itself of its self-sufficiency and agonizingly rendered its being-for-itself into a thing. As a result, it returned from self-consciousness into consciousness, i.e., into that consciousness for which the object is a being, a thing. – However, this, the thing, is self-consciousness. The thing is thus the unity of the I and of being; it is the category. While the object for consciousness is determined in that way, consciousness has reason. Consciousness, as well as self-consciousness, is authentically in itself reason. However, it is only of consciousness, for which the object has been determined as the category, that it can be said that it has reason. – But this is still distinct from the knowing of what reason is. – The category, which is the immediate unity of being and what is its own, must pass through both forms, and observing consciousness is just the following. It is that to which the category exhibits itself in the form of being. In its result, consciousness expresses as a proposition that of which it is the unconscious certainty – the proposition which lies in the concept of reason. This proposition is the infinite judgment that the self is a thing – a judgment which sublates itself. – Through this result the category has thus definitely reached the point where it is this self-sublating opposition. The pure category, which is for consciousness in the form of being, or immediacy, is the still unmediated object, the object that is present, and consciousness is likewise an unmediated conduct. The moment of that infinite judgment is the transition from immediacy into mediation, or negativity. The object that is present is thus determined as a negative object, whereas consciousness is determined as self-consciousness with regard to the object. That is, the category, which, in observing, has traversed the form of being, is now posited in the form of being-for-itself. Consciousness no longer wants to find itself immediately. Rather, it wishes to engender itself by its own activity. It itself is, to itself, the purpose of its own doing in the way that in observing it was, to itself, concerned only with things.
Conversaciones en el Atrium
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