What is Political Philosophy? III 007
Parte de:
¿Qué es la Filosofía Política? / III. Las soluciones Modernas
Por Leōnardus Strūthiō
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Leōnardī Strūthiī verba
Men are bad; they must be compelled to be good. But this compulsion must be the work of badness, of selfishness, of selfish passion. Which passion will induce a bad man to be passionately concerned with compelling other bad men to become good and to remain good? Which passion will educate the educator of men? The passion in question is the desire for glory.The highest form of the desire for glory is the desire to be a new prince in the fullest sense of the term, a wholly new prince: a discoverer of a new type of social order, a molder of many generations of men. The founder of society has a selfish interest in the preservation of society, of his work. He has therefore a selfish interest in the members of his society being and remaining sociable, and hence good.The desire for glory is the link between badness and goodness. It makes possible the transformation of badness into goodness. The wholly new prince of the highest kind is animated by nothing but selfish ambition. The great public tasks which he undertakes are for him only opportunities for coloring his design. He is distinguished from great criminals merely by the fact that the criminals lack a defensible opportunity; the moral motivation is the same.
Hispānice
Los hombres son malos; deben ser compelidos a ser buenos. Pero esta coacción tiene que ser obra de la maldad, el egoísmo y la pasión egoísta. ¿Qué pasión podría inducir a un hombre malo a interesarse apasionadamente en obligar a otros hombres malos a convertirse en hombres buenos y permanecer buenos? ¿Qué pasión educará al educador de los hombres? La pasión a la que nos referimos es el deseo de gloria. La forma más alta del deseo de gloria es el deseo de ser un nuevo príncipe en el sentido más amplio del término, un príncipe completamente nuevo: el descubridor de una forma nueva de orden social, el moldeador de muchas generaciones de hombres. El fundador de la sociedad tiene un interés egoísta en conservar esa sociedad, en conservar su obra. Tiene, por tanto, un interés egoísta en que los miembros de su sociedad sean y permanezcan sociables y, por ende, buenos. El deseo de gloria es el vínculo que une a la maldad y a la bondad. Hace posible la transformación de la maldad en bondad. El príncipe completamente nuevo de la más alta clase está animado por nada más que su ambición egoísta. Las grandes tareas públicas que emprende son, para él, tan solo oportunidades de engalanar su proyecto. Lo que diferencia a este príncipe de los grandes criminales es tan solo la falta de oportunidades justificables de los últimos; la motivación moral es la misma.